http://hoy.com.do/maestra-rosa-tavarez-premio-nacional-de-artes-visuales-2017/
Honor a quien honor merece. Tratándose de Rosa Tavárez, debemos decir “honores a quien honores merece”. El Premio Nacional de Artes Visuales es el último y máximo reconocimiento otorgado por el Ministerio de Cultura, que se le ha conferido, luego de 25 distinciones y galardones recibidos en cinco décadas de entrega al arte como creadora y profesora sobresaliente, con más de veinte exposiciones individuales y un sinnúmero de colectivas, nacionales e internacionales. Pero antes de referirnos a aspectos sobresalientes de la brillante carrera profesional de Rosa Tavárez, se impone comunicar una noticia y motivo de satisfacción singular. Alta distinción internacional. Hace algunos días nos llegó un mensaje de la gestora cultural, curadora y artista española Mónica Sarmiento, a quien se había anunciado el Premio Nacional otorgado a Rosa Tavárez. Ella expresa: “Creo que ahora su emoción será mayor al saber que la colección de las obras gráficas y el libro del Bicentenario (del Tribunal Supremo del Reino de España) pasan a formar parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York. Nos han aceptado.(…).” Una obra gráfica de Rosa Tavárez ingresa, pues, al famoso MoMa, sueño de todos los artistas, además de formar parte de la colección de arte de la Casa Real de España, ¡otro alto honor y primicia! En pocas palabras, recordaremos que Rosa Tavárez fue, en 2012, uno de los 24 artistas magistrales invitados –uno por país–, oriundos de España, Portugal y el continente americano: ellos entregarían una pintura y, en base a esta, se realizarían grabados originales. La convocatoria, históricamente motivada por el Bicentenario del Tribunal Supremo y de la primera Constitución española –popularmente llamada la Pepa–, pedía que los artista trataran el concepto de justicia. Recomendamos a Rosa, pintora y grabadora, inmediatamente acogida. Si no la pudimos acompañar por dramáticas razones familiares, nos regocijó el éxito rotundo de la representante dominicana y de su trabajo, entre sus pares iberoamericanos del arte y de la crítica. No solamente consideramos maravilloso que un aniversario oficial de tanta magnitud se celebrase con una muestra de arte, sino más impresiona aun que la categoría del grabado, desgraciadamente incomprendido aquí por públicos, coleccionistas e instituciones, haya sido la elegida para una fecha cimera. Una grabadista excepcional. Este episodio memorable por cierto corresponde a la brillantez de Rosa Tavárez como talento estelar de la gráfica y la más importante investigadora en esta disciplina. Ella llevó el grabado a niveles inigualados en el ámbito dominicano, experta no solamente en litografía, sino en múltiples procesos y técnicas, que estudió, dominó, perfeccionó, así xilografía, intaglio, aguafuerte, agua-tinta, colografía, experimentos mixtos, o sea, una diversidad increíble. Ya en 1975, Fernando Peña Defilló –escribiendo entonces crítica de arte– subrayaba “su espíritu de búsqueda que nos enfrentaba a la utilización de diversos lenguajes”. Y, más adelante, Danilo de los Santos situaba ese “alarde” no como “una actitud de ensayo, sino una experiencia madura con los años, y visible en la pulcritud de cada manejo”, a la vez “propuesta visual” y “asunto único”. Ahora bien, en la década del 80, la desventura dominicana del grabado obligó a Rosa Tavárez –académica sobresaliente desde la Escuela de Bellas Artes en dibujo y pintura, con extensos postgrados en Estados Unidos–, a apartarse parcialmente de la gráfica y a trabajar cada vez más en su obra pictórica. Sin embargo, mantuvo ese fervor y compromiso admirable, hasta fundar en los albores del tercer milenio, la Casa del Grabado, dedicada tanto a su investigación como a su rescate. Paso a la pintura. Rosa Tavárez todo lo hace con pasión. Así, ella se volcó hacia la pintura, le comunicó su entusiasmo y sabio oficio. Culminación de esta valiente dualidad fue la magna exposición en el Museo de Arte Moderno que causó asombro: Rosa pintora se imponía tanto como Rosa grabadora, ambas compartían los espacios. La artista, de naturaleza arrebatadora –lo dijo Jeannette Miller–, desafiaba la excelencia en otro medio. En sus inicios, Rosa Tavárez dibujó y pintó los ámbitos rurales, su gente, sus frutos… No obstante, muchos se habían olvidado, y –¡anécdota¡–, hubo que cambiar la imagen de la invitación virtual a esta premiación: ¡no reconocían en el cuadro a la expresionista de hoy, se había olvidado su estilo realista y temática vernácula! Es que la pintora, por dramático y efusivo que sea su lirismo pictórico, tiene siempre presente la vida y el cuerpo. En esta impronta emocional, subyacen líneas y formas, que, a la segunda mirada, imponen su vigencia… Luego, el color arde: nos atreveríamos a afirmar metafóricamente que Rosa Tavárez casi “sangra” en sus rojos, en su dimensión orgánica. La pintura, a la vez estructurada e irradiante, se vuelve explosiva y no vacila en guiñar un ojo –una pincelada– al informalismo, fortaleciendo un estremecimiento incontenible… No tenemos que hablar de las turbulencias del pigmento, de las modulaciones sucesivas de la capa pictórica, de repentinos efectos de transparencia. Es que nadie como un experto del grabado puede manejar las superficies según variaciones ilimitadas. En fin, la pintura de Rosa hace coexistir lo bello, lo feo, lo refinado, lo crudo, lo rebelde casi siempre.
El magisterio. Un factor de la premiación ha sido que Rosa Tavárez se distingue también por el magisterio, por su enseñanza pluridisciplinaria durante décadas en las escuelas de Bellas Artes, públicas esencialmente, sin que falten máximas instituciones privadas. Tal vez más impresiona que ella no haya impartido clases solamente en Santo Domingo, sino, paulatinamente, en varios centros docentes del territorio nacional: Baní, San Francisco de Macorís, Santiago. Y, como directora de la Escuela Nacional de Bellas Artes, ella ha asumido ejemplarmente sus responsabilidades, con mano de hierro y guante de terciopelo –según un famoso adagio–. Así mismo, ella supo encabezar el difícil Colegio Dominicano de Artistas Plásticos. No creemos que nadie se haya adueñado en el campo de las artes plásticas y gráficas, de un mayor caudal de actividades, personales y altruistas. Celebremos a Rosa Tavárez, la generosa, la apasionada, la alegre, la vehemente, la militante, la cariñosa… y la ganadora del Premio Nacional de Artes Visuales 2017.
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Honor to whom honor is due. In the case of Rosa Tavárez, we must say "honors to whom honors she deserves". The National Award of Visual Arts is the last and highest recognition granted by the Ministry of Culture, which has been conferred, after 25 awards and awards received in five decades of delivery to art as a creator and outstanding teacher, with more than twenty exhibitions individual and countless collective, national and international. But before referring to outstanding aspects of the brilliant professional career of Rosa Tavárez, it is necessary to communicate a news and reason for singular satisfaction. High international distinction A few days ago we received a message from the cultural manager, curator and Spanish artist Mónica Sarmiento, to whom the National Award given to Rosa Tavárez had been announced. She expresses: "I think now your excitement will be greater knowing that the collection of graphic works and the book of the Bicentennial (of the Supreme Court of the Kingdom of Spain) become part of the collection of the Museum of Modern Art in New York. They have accepted us (...). " A graphic work by Rosa Tavárez enters, then, the famous MoMa, dream of all the artists, besides being part of the art collection of the Royal House of Spain, another high honor and scoop! In a few words, we will remember that Rosa Tavárez was, in 2012, one of the 24 invited master artists -one per country-, from Spain, Portugal and the American continent: they would deliver a painting and, based on this, engravings would be made originals The call, historically motivated by the Bicentenary of the Supreme Court and the first Spanish Constitution - popularly called Pepa -, called for the artists to treat the concept of justice. We recommend Rosa, painter and engraver, immediately welcome. If we could not accompany her with dramatic family reasons, we were rejoiced by the resounding success of the Dominican representative and her work, among her Ibero-American peers of art and criticism. Not only do we consider it wonderful that an official anniversary of such magnitude be celebrated with an art show, but even more impressive that the category of engraving, unfortunately misunderstood here by audiences, collectors and institutions, has been chosen for a top date. An exceptional engraver. This memorable episode by the way corresponds to the brilliance of Rosa Tavárez as stellar talent of the graphic and the most important researcher in this discipline. She took the engraving to unrivaled levels in the Dominican field, expert not only in lithography, but in multiple processes and techniques, which she studied, mastered, perfected, as well as xylography, intaglio, etching, water-ink, colography, mixed experiments, that is, , an incredible diversity. Already in 1975, Fernando Peña Defilló - writing then art critic - underlined "his spirit of search that confronted us with the use of different languages." And, later, Danilo de los Santos placed this "boast" not as "an attitude of trial, but a mature experience over the years, and visible in the neatness of each handling", at the same time "visual proposal" and "subject" only". However, in the 80s, the Dominican misfortune of printmaking forced Rosa Tavárez - outstanding academician from the School of Fine Arts in drawing and painting, with extensive postgraduate courses in the United States - to part away from the graphic and to work every time more in his pictorial work. Nevertheless, it maintained that fervor and admirable commitment, until founding at the dawn of the third millennium, the House of Engraving, dedicated both to its investigation and to its rescue. Step to the painting. Rosa Tavárez does everything with passion. Thus, she turned to painting, she communicated her enthusiasm and wise craft. The culmination of this brave duality was the great exhibition at the Museum of Modern Art that caused astonishment: Rosa painter imposed herself as much as Rosa Recorder, both shared spaces. The artist, of a rapturous nature, Jeannette Miller said, challenged excellence in another medium. In the beginning, Rosa Tavárez drew and painted the rural areas, its people, its fruits ... However, many had forgotten, and - anecdote! -, had to change the image of the virtual invitation to this award: they did not recognize in the painting to the expressionist of today, he had forgotten his realistic style and thematic vernacular! The fact is that the painter, however dramatic and effusive her pictorial lyricism, always has life and body present. In this emotional imprint, underlying lines and forms, which, at the second glance, impose their validity ... Then, the color burns: we would dare to affirm metaphorically that Rosa Tavárez almost "bleeds" in her reds, in her organic dimension. The painting, at once structured and radiant, becomes explosive and does not hesitate to wink an eye-a brushstroke-to informalism, strengthening an inco quiver.
