El Centro de la Imagen, no es solo un espacio que desea estar a la vanguardia de la técnica y los últimos adelantos de la fotografía, sino cumplir además con la función social de dicho arte, saliéndose de los límites que nos impone el ámbito nacional cuantas veces sea necesario.
Por eso consideramos que la exposición Palpando: Chernobyl de Pedro Farías-Nardí, fotógrafo y antropólogo social, con el tema de los desastres nucleares desde el punto de vista de la fotografía documental, usando como plataforma temática el accidente de Chernobyl de 1986 ( acerca del cual tiene dos trabajos fotográficos productos del mismo número de visitas al sitio en Ucrania), es una exposición valida, necesaria, con una vigencia actual imperativa, dada la situación en la planta de Fukushima Daiichi en Japón, después del terremoto y el tsunami (situación que se a elevado a categoría siete, igual que Chernobyl).
Hemos decidido hacer esta exposición a manera de denuncia, pues ¿cuántas veces han pasado estos eventos producto del error humano, con y sin la combinación de las fuerzas de la naturaleza, provocando desastres ecológicos que todavía hoy no sabemos sus verdaderos alcances, manteniéndose la información vedada al publico o simplemente distorsionada, para cubrir los intereses que están detrás de la tecnología nuclear?, además de que podamos hacerlo con un artista dominicano de alto nivel.
El trabajo del fotógrafo Pedro Farías-Nardí acerca del desastre nuclear de Chernobyl y sus consecuencias, es un proyecto que implica un gran reto. No hay fotos efectistas, ni sensacionalistas, ni de dramatismo explosivo al estilo Hollywood, no es un periodismo de guerra, ni una comercialización de la pobreza y la desgracia humana tan común hoy en día entre nuestros artistas (los del lente sobre todo), tampoco es un trabajo de panfleto desfasado, es ante todo arte, arte de la mejor calidad al servicio de la sociedad, de las causas sociales, de la denuncia, es un arte que además de lo novedoso en términos de técnicas fotográficas, uso del color y del juego con los focos, es intimista, es fuerte y da una interpretación que el observador entenderá y enriquecerá con la suya propia cuando se sumerja en las fotos, cuando se transporte al sitio y se concientice con el tema, todo facilitado por el trabajo excepcional de Pedro Farías-Nardí.
Es una exposición donde la naturaleza y lo humano están entrelazados por un mismo destino, en este caso por un mismo accidente, por unas mismas consecuencias, es una especie de espejo donde todos podemos vernos, un espejo cuyo reflejo alcanza miles de kilómetros, las mismas distancias que alcanzan los efectos radioactivos cuando son sueltos por nuestras irresponsabilidades. El artista dominicano, Luís Arambilet comenta sobre este trabajo de que:
Son un poema gris bajo un croma supracolorido, un cántico juglar a la destrucción, en secuencias graficas que requieren hacer una larga pausa y observarlas en detalle, pues en contraria a la estética cinematográfica tal recuento requiere detenerse delicadamente sobre cada despojo fantasmal, derivar de ello una actitud social conservacionista y el aprendizaje de las estremecedoras lecciones personales sobre una amenaza latente.
Es precisamente para los que creen que Chernobyl está muy lejos y que el desastre ocurrió hace mucho sin consecuencias para nosotros a los que está dedicada esta exposición, es para los que creen que Japón está todavía más lejano y que el océano Pacifico se va a encargar de solucionarlo todo a quienes le destina este trabajo pero, lo más importante además de una motivación humanista de sentir el sufrimiento de los otros, es provocar el debate sobre los tipos de energía que debemos usar.
Todavía hay quien defiende que la energía nuclear es la forma más segura, limpia y económica de satisfacer las necesidades energéticas de un país. ¿Donde colocamos la dependencia enorme de tecnología ajena en que incurre un país que adopte la energía nuclear?, y ¿ qué decir del destino de los desechos nucleares?, ¿cuales son las consecuencias cuando ocurren accidentes como el de Chernobyl y Fukushima entre otros?, ¿cuales son los índices de riesgo con la creación y uso de materiales altamente volátiles y contaminantes por siglos?, ¿tenemos que envenenar a la madre tierra para suplirnos de energía?, ¿porque no defendemos el uso de energía en base a los vientos, el sol, las aguas o el uso de productos naturales como el gas, el cual está siendo adoptado cada vez más en diferentes países?, es decir, tecnologías que impliquen menos riesgos y que nuestras sociedades estén en capacidad de manejarlas, tanto desde el punto de vista económico, como del punto de vista del avance tecnológico de cada país en cuestión y que pueda sentir que maneja su política energética a su mejor conveniencia.
Ahí reside el valor de la exposición planteada por el sr. Pedro Farías-Nardí, en el potencial que contiene para provocar, para remover conciencias, para actualizar el tema de la energía, para que nos acordemos que vivimos en un mismo planeta de recursos limitados y para que reafirmemos que todo lo humano no nos debe ser ajeno.
CHERNÓBIL: Pedro Farias-Nardi: Visual anthropology / Photography "Reflections of stay in the suffering land, 10 years later" | Tuesday 2, July 2019 / Centro de la Imagen / Colonial City, Sto. Dgo RD.
The Center of the Image, is not only a space that wants to be at the vanguard of the technique and the latest advances in photography, but also to fulfill the social function of said art, moving beyond the limits imposed by the national scope. Sometimes it is necessary. That is why we consider the exhibition Palpando: Chernobyl by Pedro Farías-Nardí, photographer and social anthropologist, with the theme of nuclear disasters from the point of view of documentary photography, using the Chernobyl accident of 1986 as a thematic platform (about the which has two photographic works products of the same number of visits to the site in Ukraine), is a valid, necessary exhibition, with a current imperative validity, given the situation in the Fukushima Daiichi plant in Japan, after the earthquake and the tsunami (situation that has been elevated to category seven, like Chernobyl). We have decided to make this exposure as a complaint, because how many times have these events occurred as a result of human error, with and without the combination of the forces of nature, causing ecological disasters that still do not know their true scope, keeping the information Forbidden to the public or simply distorted, to cover the interests that are behind the nuclear technology, besides that we can do it with a Dominican artist of high level. The work of photographer Pedro Farías-Nardí about the Chernobyl nuclear disaster and its consequences is a project that involves a great challenge. There are no gimmicky, sensationalist photos, or Hollywood-style explosive drama, it is not a war journalism, nor a commercialization of the poverty and human misfortune so common today among our artists (those of the lens above all), either It is an outdated pamphlet work, it is first of all art, art of the best quality at the service of society, of social causes, of denunciation, it is an art that, in addition to the novelty in terms of photographic techniques, use of color and of the game with the spotlights, it is intimate, it is strong and gives an interpretation that the observer will understand and enrich with his own when immersed in the photos, when transported to the site and become aware of the subject, all facilitated by the exceptional work by Pedro Farías-Nardí. It is an exhibition where nature and humanity are intertwined by the same destination, in this case by the same accident, for the same consequences, it is a kind of mirror where we can all see ourselves, a mirror whose reflection reaches thousands of kilometers, the same distances that reach the radioactive effects when they are loose due to our irresponsibility. The Dominican artist, Luís Arambilet comments on this work that: They are a gray poem under a supracolorido chroma, a chant juglar to the destruction, in graphic sequences that require to make a long pause and to observe them in detail, because in contrary to the cinematographic aesthetics such a count requires to stop delicately on each ghostly despoliation, to derive from it a social conservationist attitude and learning the shocking personal lessons about a latent threat. It is precisely for those who believe that Chernobyl is very far away and that the disaster happened a long time ago without consequences for us to whom this exhibition is dedicated, it is for those who believe that Japan is still farther away and that the Pacific Ocean is going to to make amends for all those who are assigned to this work, but, more importantly, in addition to a humanist motivation to feel the suffering of others, is to provoke a debate about the types of energy we should use. There are still those who defend that nuclear energy is the safest, cleanest and most economical way to satisfy the energy needs of a country. Where do we place the enormous dependence on foreign technology that incurs a country that adopts nuclear energy? And what about the fate of nuclear waste? What are the consequences when accidents such as Chernobyl and Fukushima occur among others? , What are the risk indexes with the creation and use of highly volatile and polluting materials for centuries? Do we have to poison the mother earth to supply us with energy? Because we do not defend the use of energy based on the winds , the sun, the waters or the use of natural products such as gas, which is being adopted more and more in different countries ?, that is, technologies that imply less risks and that our societies are able to handle them, both from the from an economic point of view, as from the point of view of the technological progress of each country in question and that may feel that it manages its energy policy at its best convenience.
There lies the value of the exposure raised by Mr. Pedro Farías-Nardí, in the potential that it contains to provoke, to stir consciences, to update the theme of energy, so that we remember that we live in the same planet of limited resources and to reaffirm that everything human should not be alien.
