Por: Quisqueya HenrÌquez
El campo de lo posible es una exposición conformada por trabajos realizados entre 2018 y el presente. La muestra se extiende a todos los espacios del museo, incluso a las salas que de forma permanente se dedican en exclusivo a la obra de Fernando Peña Defilló (FPD).
Una sección de la muestra expone un grupo de mis obras junto a otras suyas. La motivación es un tímido intento de volver a ver algunas de sus piezas, al mismo tiempo que dialogan con las mías.
Circunstancias familiares me hicieron conocer a FPD durante mi infancia. También él es uno de los artistas dominicanos que siempre rememoro de mi tiempo como guía del Museo de Arte Moderno a los 17 años. Una breve historia en común nos une, a partir de la cual se me hace natural exponer nuestras obras en conjunto.
Con las piezas que he seleccionado de FPD me interesa estimular una lectura más amplia de obras que fueron realizadas entre finales del siglo XX y principios del XXI. Me atrae indagar sobre las implicaciones que puede tener el arte que se produce en la convulsión de un cambio de eras y, sin dudas, de paradigmas.
Problematizar los imaginarios
En uno de los casos, por ejemplo, me surge la pregunta sobre qué significó para él apartarse del canon al representar de raza negra los cuerpos de los desobedientes bíblicos, cuando históricamente la iconografía occidental los ha representando de raza blanca.
En otro gesto atrevido y problematizador en el marco de su entorno social, Papo* reasigna el género a los nombres de Adán y Eva, introduciendo un guiño ocurrente en relación a la construcción socio cultural en la que se desarrolla la designación de nombre propio a una persona, añadiendo con esta modificación un comentario sagaz, quizás sin advertirlo totalmente, sobre la deconstrucción del sexo y el cuerpo y la mutabilidad cultural de estos.
Adana y Evo, 1997, provoca una mirada actual desde el contexto dominicano sobre problemáticas relacionadas al espectro de identidades de género y raza, de las libertades individuales y el respeto a la diversidad racial. Encontrar la complejidad de estos temas en esta obra me sedujo a desarrollar el proyecto.
Convergir aunque diverjas
FPD fue principalmente pintor. Aunque nuestros lenguajes no siempre coinciden, la exhibición técnicamente gira en torno a la pintura. Mi escepticismo con el medio pictórico luego de graduarme de esa especialidad, ha mutado en nuevos impulsos. Me valgo de su propia “expansión” para poner a un lado mi negación y usar este medio al mismo tiempo que lo provoco. Concentrada en las dinámicas potenciales de la superficie, le quito y le pongo con cierto antojo y experimentación. Las investigaciones formales en estas obras se centran en el desafío que implica el campo de lo posible y sin límites de lo pictórico, recorriendo a su vez otros lenguajes como la escultura y la fotografía.
Un evento espacial en la pintura
Dos de las series que he desarrollado recientemente, Superficies inesperadas (puyas y familia) y Ripped Paintings (telas rasgadas), se basan en traer al campo del arte elementos relacionados con la moda, el consumo y la cultura popular.
La reformulación de la identidad cultural, el traslado constante de lo local a lo global y viceversa, o cómo el discurso social de la moda ha permeado la producción de contenidos en el arte contemporáneo, son algunos aspectos que he estado incorporando a mis trabajos.
La serie The Intended Effect se ha ido conformando a lo largo de varios años, empleando los desechos de pinturas usadas para hacer otras obras. Residuos reutilizados e incorporados a estructuras pintadas que acomodan o incomodan sus formas y dimensiones. El albur y el accidente caracterizan estas piezas en la manera en que surgen las mezclas de colores y la alteración de las siluetas, al mismo tiempo que se asoma la reflexión sobre la peligrosa relación entre lo que consumimos y cómo lo desechamos.
Junto al relato de lo cotidiano y a narrativas sobre la cultura de consumo, estas obras se adentran en el campo de la abstracción formal y en el interés por abrirle paso a componentes tridimensionales en el proceso de la construcción pictórica. Estos aspectos, así como otros vinculados a la cultural material han definido mis intereses como artista en la manera en que percibo y me nutro de mi entorno con relación a mi práctica artística y a la Historia del Arte.
Extraña devoción
La Historia del Arte Occidental es una inspiración estructural en mi trayectoria que enmarca mi práctica en la necesidad constante que tengo de insinuármele, sobre todo con sus momentos más radicales. No son pocas las obras que he hecho en complicidad con otra obra que ha cambiado el relato dominante o que apostaron a la alteración del canon artístico. El campo de lo posible se configura en esta constante.
* Apodo de cariño de Fernando Peña Defilló
The field of the possible Then and now
The field of the possible is an exhibition made up of works carried out between 2018 and the present. The exhibition extends to all museum spaces, including rooms that are permanently dedicated exclusively to the work of Fernando Peña Defilló (FPD).
A section of the exhibition exhibits a group of my works together with others of his. Motivation is a shy attempt to see some of his pieces again, at the same time that they dialogue with mine.
Family circumstances made me meet FPD during my childhood. He is also one of the Dominican artists that I always remember from my time as a guide of the Museum of Modern Art at 17 years old. A brief history in common unites us, from which it becomes natural for me to exhibit our works together.
With the pieces I have selected from FPD, I am interested in stimulating a broader reading of works that were made between the end of the 20th century and the beginning of the 21st. I am attracted to inquire about the implications that art that occurs in the convulsion of a change of ages and, without doubt, of paradigms, may have.
Problematize the imaginary
In one case, for example, the question arises as to what it meant for him to depart from the canon by representing the bodies of the biblical disobedient as black, when historically western iconography has represented them as white.
In another daring and problematizing gesture in the context of his social environment, Papo * reassigns gender to the names of Adam and Eve, introducing a witty wink in relation to the socio-cultural construction in which the designation of proper name to a person, adding with this modification a shrewd comment, perhaps without fully warning it, about the deconstruction of sex and the body and their cultural mutability.
Adana and Evo, 1997, provokes a current look from the Dominican context on issues related to the spectrum of gender and race identities, individual liberties and respect for racial diversity. Finding the complexity of these themes in this work seduced me to develop the project.
Converge even if you diverge
FPD was primarily a painter. Although our languages do not always coincide, the exhibition technically revolves around painting. My skepticism with the pictorial medium after graduating from that specialty, has mutated into new impulses. I use his own "expansion" to put aside my denial and use this medium at the same time that I provoke it. Focused on the potential dynamics of the surface, I remove and add to it with a certain craving and experimentation. The formal investigations in these works focus on the challenge of the field of the possible and without limits of the pictorial, while also exploring other languages such as sculpture and photography.
A space event in painting
Two of the series that I have recently developed, Unexpected Surfaces (puyas and family) and Ripped Paintings (torn fabrics), are based on bringing to the field of art elements related to fashion, consumption and popular culture.
The reformulation of cultural identity, the constant transfer from the local to the global and vice versa, or how the social discourse of fashion has permeated the production of content in contemporary art, are some aspects that I have been incorporating into my works.
The Intended Effect series has been shaped over several years, using the waste from used paint to make other works. Waste reused and incorporated into painted structures that accommodate or discomfort their shapes and dimensions. The albur and the accident characterize these pieces in the way in which
Color mixtures and the alteration of the silhouettes arise, at the same time that reflection on the dangerous relationship between what we consume and how we dispose of it appears.
Together with the account of everyday life and narratives about consumer culture, these works delve into the field of formal abstraction and the interest in making way for three-dimensional components in the process of pictorial construction. These aspects, as well as others related to cultural material, have defined my interests as an artist in the way I perceive and nurture myself in relation to my artistic practice and the History of Art.
Strange devotion
The History of Western Art is a structural inspiration in my career that frames my practice in the constant need I have to insinuate myself, especially with its most radical moments. There are not a few works that I have done in complicity with another work that has changed the dominant story or that bet on the alteration of the artistic canon. The field of the possible is configured in this constant.
* Nickname of love of Fernando Peña Defilló
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