El Museo Nacional del Prado, en Madrid (España), es uno de los más importantes del mundo, 45 así como uno de los más visitados (el decimoctavo en 2013 entre los museos de arte).6 Singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX, según el historiador del arte e hispanista Jonathan Brown «pocos se atreverían a poner en duda que es el museo más importante del mundo en pintura europea».7 Su principal atractivo radica en la amplia presencia de Velázquez, el Greco, Goya (el artista más extensamente representado en el museo),8Tiziano, Rubens y el Bosco, de los que posee las mejores y más extensas colecciones que existen a nivel mundial,910 a lo que hay que sumar destacados conjuntos de autores tan importantes como Murillo, Ribera, Zurbarán, Rafael, Veronese, Tintoretto, Van Dyck o Poussin, por citar solo algunos de los más relevantes. Alfonso E. Pérez Sánchez, antiguo director de la institución, afirmaba que «representa a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestra historia».11 Por endémicas limitaciones de espacio, el museo exhibía una selección de obras de máxima calidad (unas 900), por lo que era definido como «la mayor concentración de obras maestras por metro cuadrado». Con la ampliación de Rafael Moneo, se previó que la selección expuesta crecería en un 50 %, con unas 450 obras más.12 A principios de 2017 el total de obras expuestas rondaba las 1300.13 Además, en 2018 se han reabierto las salas del ático norte, y cuando se rehabilite el Salón de Reinos se colgarán en él entre 250 y 300 pinturas más.14 El inventario de bienes artísticos comprende, a febrero de 2017, más de 35 000 objetos, desglosados en 8045 pinturas, 10 219 dibujos, 6159 estampas y 34 matrices de estampación, 971 esculturas (además de 154 fragmentos), 1189 piezas de artes decorativas, 38 armas y armaduras, 2155 medallas y monedas, 5306 fotografías, 4 libros y 155 mapas.nota 11315 Al igual que otros grandes museos europeos, como el Louvre de París y los Uffizi de Florencia, el Prado debe su origen a la afición coleccionista de las dinastías gobernantes a lo largo de varios siglos. Refleja los gustos personales de los reyes españoles y su red de alianzas y sus enemistades políticas, por lo que es una colección asimétrica, insuperable en determinados artistas y estilos, y limitada en otros. Sólo desde el siglo XX se procura, con resultados desiguales, solventar las ausencias más notorias. El Prado no es un museo enciclopédico al estilo del Museo del Louvre, el Hermitage, el Metropolitan, la National Gallery de Londres, o incluso (a una escala mucho más reducida) el vecino Museo Thyssen-Bornemisza, que tienen obras de prácticamente todas las escuelas y épocas. Por el contrario, es una colección intensa y distinguida, formada esencialmente por unos pocos reyes aficionados al arte, donde muchas obras fueron creadas por encargo. El fondo procedente de la Colección Real se ha ido complementando con aportaciones posteriores, que apenas han modificado su perfil inicial, puesto que, a diferencia de lo habitual en las pinacotecas nacionales de otros países, los esfuerzos, más que a completar las faltas, han ido dirigidos a reforzar el núcleo esencial.16 Muchos expertos la consideran una colección «de pintores admirados por pintores», enseñanza inagotable para nuevas generaciones de artistas, desde Manet, Renoir y Toulouse-Lautrec, que visitaron el museo en el siglo XIX, hasta Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon y Antonio Saura, quien decía: «Este museo no es el más extenso, pero sí el más intenso».17 Las escuelas pictóricas de España, Flandes e Italia (sobre todo Venecia) ostentan el protagonismo en el Prado, seguidas por el fondo francés, más limitado si bien con buenos ejemplos de Nicolas Poussin y Claudio de Lorena. La pintura alemana cuenta con un repertorio discontinuo, con cuatro obras maestras de Durero y múltiples retratos de Mengs como principales tesoros. Junto al breve repertorio de pintura británica, circunscrito casi al género del retrato, hay que mencionar la pintura holandesa, una sección no demasiado amplia pero que incluye a Rembrandt. Aunque sean aspectos menos conocidos, el museo cuenta también con una importante sección de Artes decorativas (que incluye el Tesoro del Delfín) y con una colección de esculturas, en la que destacan las greco-romanas. Junto con el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Nacional del Prado forma el llamado Triángulo del Arte, meca de numerosos turistas de todo el mundo. Esta área se enriquece con otras instituciones cercanas: el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otros pequeños museos. El Prado es gobernado por un director (actualmente Miguel Falomir, en el cargo desde el año 2017), asistido por el Real Patronato del Museo, presidido desde 2012 por el jurista, diplomático y político José Pedro Pérez.
The Museo Nacional del Prado, in Madrid (Spain)
Is one of the most important in the world, 4 5 as well as one of the most visited (the eighteenth in 2013 among art museums) .6 Singularly rich in paintings of European masters from the 16th to the 19th centuries, according to art historian and Hispanist Jonathan Brown, "few would dare to question that it is the most important museum in the world in European painting" .7 Its main attraction lies in the wide presence of Velázquez, El Greco, Goya (the artist most widely represented in the museum), 8 Tiziano, Rubens and el Bosco, of which he has the best and most extensive collections that exist worldwide, 9 10 to which it is necessary to add outstanding groups of important authors such as Murillo, Ribera, Zurbarán, Rafael, Veronese, Tintoretto, Van Dyck or Poussin, just to mention some of the most relevant ones. Alfonso E. Pérez Sánchez, former director of the institution, said that "represents in the eyes of the world the most significant of our culture and the most brilliant and enduring of our history." 11 For endemic limitations of space, the museum exhibited a selection of works of the highest quality (about 900), so it was defined as «the highest concentration of masterpieces per square meter». With the extension of Rafael Moneo, it was foreseen that the exposed selection would grow by 50%, with some 450 more works.12 At the beginning of 2017 the total of works exhibited was around 1300.13 In addition, in 2018 the halls of the museum have been reopened North penthouse, and when the Hall of Kingdoms is rehabilitated, 250 to 300 more paintings will be hung in it.14 The inventory of artistic assets includes, as of February 2017, more than 35,000 objects, broken down into 8045 paintings, 10 219 drawings , 6159 prints and 34 stamping dies, 971 sculptures (in addition to 154 fragments), 1189 pieces of decorative arts, 38 weapons and armor, 2155 medals and coins, 5306 photographs, 4 books and 155 maps. Note 1 13 15 Like other major European museums, such as the Louvre in Paris and the Uffizi in Florence, the Prado owes its origin to the collector's hobby of ruling dynasties over several centuries. It reflects the personal tastes of the Spanish kings and their network of alliances and political enmities, making it an asymmetric collection, unsurpassed in certain artists and styles, and limited in others. Only since the twentieth century is sought, with unequal results, solve the most notorious absences. The Prado is not an encyclopedic museum in the style of the Louvre Museum, the Hermitage, the Metropolitan, the National Gallery in London, or even (on a much smaller scale) the neighboring Thyssen-Bornemisza Museum, which has works by virtually all schools and times. On the contrary, it is an intense and distinguished collection, formed essentially by a few art-loving kings, where many works were created on request. The fund coming from the Royal Collection has been complemented by later contributions, which have barely modified its initial profile, since, unlike the usual in the national art galleries of other countries, the efforts, rather than to complete the faults, have gone directed to reinforce the essential nucleus.16 Many experts consider it a collection «of painters admired by painters», inexhaustible teaching for new generations of artists, from Manet, Renoir and Toulouse-Lautrec, who visited the museum in the 19th century, to Picasso, Matisse, Dalí, Francis Bacon and Antonio Saura, who said: "This museum is not the most extensive, but it is the most intense" .17 The pictorial schools of Spain, Flanders and Italy (especially Venice) hold the prominence in the Prado, followed by the French background, more limited although with good examples of Nicolas Poussin and Claudio de Lorena. German painting has a discontinuous repertoire, with four masterpieces by Dürer and multiple portraits of Mengs as main treasures. Along with the brief repertoire of British painting, limited almost to the genre of the portrait, we must mention the Dutch painting, a section not too broad but that includes Rembrandt. Although they are lesser-known aspects, the museum also has an important section of Decorative Arts (which includes the Treasure of the Dolphin) and a collection of sculptures, in which the Greco-Romans stand out. Together with the Thyssen-Bornemisza Museum and the Reina Sofía National Art Center Museum, the Museo Nacional del Prado forms the so-called Art Triangle, a mecca for many tourists from around the world. This area is enriched by other nearby institutions: the National Archaeological Museum, the National Museum of Decorative Arts, the Royal Academy of Fine Arts of San Fernando and other small museums. The Prado is governed by a director (currently Miguel Falomir, in charge since 2017), assisted by the Royal Board of the Museum, chaired since 2012 by the jurist, diplomat and politician.