Señor Ministro, es evidente que todos los sectores culturales ponen grandes esperanzas en usted y en lo que va a aportar al frente del Ministerio de Cultura. ¿Lo siente usted como un reto, como un compromiso?
De hecho, el Ministerio de Cultura nunca fue apetecido por mí, ni aspirado. Sin embargo, tan pronto comencé a trabajar en un ambiente favorable a proyectos, a desarrollo de planes y, sobre todo, en un área que no me es ajena como la cultura, me he sentido muy cómodo y creo poder satisfacer expectativas, aunque no todas, ni siquiera las mías, porque uno siempre aspira a hacerlo de manera superlativa y aunque no pueda ser superlativo, pretendo dejar algunas metas cumplidas y algunos proyectos realizados y, sobre todo, no traicionar la confianza que se me está depositando.
Ahora una pregunta un poco delicada. ¿Qué es lo que le motivó a aceptar este puesto ministerial? ¿Ya usted había considerado antes la eventualidad de asumir esta responsabilidad, siendo usted a la vez un hombre de arte y cultura como coleccionista y arquitecto, un administrador y ejecutivo como empresario y titular de otros ministerios, un político que ve la política como un servicio a la nación?
Realmente, yo creo que la disciplina partidaria le impone a un dirigente no sólo el deber de cumplir con lo que se le solicita. Si el presidente de la república entendió que yo podía ser útil en esta posición, tengo que hacer todo lo posible para hacerle honor a esa decisión presidencial y, sobre todo, que ya a esta altura de mi vida yo creo que está muy clara, muy definida la forma en que tú misma me lo has planteado, y después de haber tenido éxito profesional, empresarial, familiar, social y político, todo eso tiene mucho que ver con lo que he podido realizar hasta ahora, de modo que pretendo no defraudar ni a mi familia, ni a mi partido, ni al presidente, ni a mí mismo.
¿Cómo define usted su misión, porque es una misión, y qué acciones de arte y cultura quiere privilegiar?
En primer lugar, pienso que la juventud dominicana necesita de mucho respaldo en todas las áreas, partiendo, desde luego, de la educación en términos de educación calificada en las escuelas, en las universidades. Pero, a eso se le debe agregar aspectos como la cultura y el deporte para mantener una juventud sana, porque al final de cuentas ese es el futuro de este país, si tenemos una juventud preparada, bien formada en términos, no sólo académicos sino también culturales, y alejada de los vicios, yo creo que eso le garantiza al país el mejor futuro.
Tenemos entendido justamente que usted quiere reforzar los vínculos entre cultura y educación. Ya usted formuló un acuerdo con el Ministro de Educación.
Así es. Hemos firmado un acuerdo interinstitucional de mutuo apoyo, no sólo del Ministerio de Educación a Cultura, sino también en sentido contrario. Por ejemplo, nosotros no tenemos una estructura física en todo el país y, sin embargo, hemos anunciado que pretendemos que al final de este año en cada provincia haya una escuela de Bellas Artes, y ¿Cómo lo podemos hacer si no hay esa estructura? Bueno, las escuelas del Ministerio de Educación en las zonas que no son utilizables nos pueden ser facilitadas para impartir docencia, no sólo en términos de artes visuales como pintura, dibujo, escultura, sino también en música, en danza, en ballet, en teatro, y en la medida que podamos ofrecer un portafolio de opciones a los jóvenes yo creo que estaremos haciendo patria. Les voy a confesar algo que ya ocurrió cuando se convocó a los jóvenes aficionados a la música en San Francisco de Macorís. Se presentaron 500 solicitantes para participar en la formación de la orquesta sinfónica de San Francisco de Macorís. Ya tenemos 5 orquestas sinfónicas juveniles en el país, y yo creo que eso es una señal extraordinaria que el país debe saber y que debe saberlo la sociedad, y se debe seguir aportando y ayudando en esa dirección. Entonces, de esos 500 solicitantes que se presentaron 200 ya fueron escogidos. Eso para mí es un reto, es un desafío poder extender a toda la República por lo menos nuestra meta de que este mismo año en cada provincia haya una escuela de Bellas Artes, aunque no sea con una estructura propia, pero Educación nos las puede facilitar en las horas que no las use y nosotros facilitarlas a profesores de arte, de las artes que demanden que el Ministerio las apoye, porque inclusive el mismo Ministro de Educación me expresó que están en disposición de crear el bachillerato de artes, y en eso somos nosotros las personas o el personal que podemos darle ese apoyo, de modo que sería una ruta de doble vía tanto de Educación a Cultura como de Cultura a Educación, y en eso acordamos y yo creo que estamos abiertos a seguirlo. El acuerdo fue sumamente abierto, de manera que nos permita a ambos ministerios poder trabajar juntos en la misma dirección.
¿Tiene planeada una política cultural que deberán seguir las diferentes dependencias del Ministerio, o, desde una función de avance y servicio para todos, usted cree en una libertad de acción, debidamente motivada, para las instituciones del Ministerio?
Yo creo en ambas cosas, yo creo que de alguna manera hay que establecer rutas, órdenes y disciplinas específicas, pero también hay que dejar en libertad para que los diferentes departamentos que dependen del ministerio tomen iniciativas. En el caso suyo, doña Marianne, usted es directora de la Galería de Arte de Bellas Artes, y yo creo que no tengo que señalarle lo que usted debe hacer y usted ha estado desempeñando su función de manera excelente, y en la medida de lo posible ha estado presente en todas las inauguraciones, porque me siento cómodo, yo no soy ajeno al ambiente cultural, si me ven en el teatro es porque estoy disfrutando con mi familia, con mi esposa, lo que representa una actividad de ese tipo, o si estoy en un concierto también. No es que el Ministerio me lleva a esa actividad, soy yo que tengo la preferencia y tengo el disfrute y hago realmente vida social de todo en todas las manifestaciones artísticas, comenzando porque yo me siento ser artista como arquitecto. Pienso que la arquitectura es la madre de todas las artes. Cuando he tenido la oportunidad de ser profesor, siempre le ha definido en estos términos: que para considerar una obra arquitectónica como obra de arte, como debe ser, tiene que intervenir ya no sólo el aspecto artístico sino también el aspecto funcional. ¿Para qué fue diseñado ese organismo? Una cosa es una iglesia y otra cosa es un hospital. Pero dentro de eso, se deben realizar esas funciones de manera eficiente. También hay que tomar en cuenta la parte técnica para fijar estructura, la parte económica para poder realizarlo y, desde luego, la parte artística para que pueda considerarse como obra de arte. Y yo digo que una obra de arquitectura es una escultura donde se vive o donde se habita. Entonces, en la medida en que creo eso, me siento ser artista.
Las personalidades al frente de los diferentes organismos e instituciones culturales, algunas de ellas por lo menos, enfrentan la indiferencia, la demora, el rechazo implícito, hasta el bloqueo económico, que les impiden cumplir con sus planes y programas. ¿Se contempla alguna modificación que permita trabajar mejor?
Ojalá. Ya el propio presidente de la República, en una entrevista de hace unos días, expresó públicamente que, con motivo de la implementación de la transparencia en la administración pública, se han establecido leyes y métodos que de alguna manera retrasan el proceso por lo delicado y específico que hay que ser. Y yo me quejo también a veces, igual que el presidente. Pero por qué no han empezado tal o cual cosa, y es que se está cumpliendo con todo un procedimiento que se ha venido perfeccionando, o se ha venido complicando, porque en la medida que se va avanzando, se va haciendo más difícil y más tiempo toma poder lograr que se ejecuten las políticas del propio Ministerio, pero esa es la ley y la ley se impone.
Bueno es la ley, pero a veces intervienen, tanto en el que solicita como en el que manda, asuntos de personalidades.
Bueno, yo estoy habituado a que se realicen los proyectos, como arquitecto, como profesional; pero, como empresario, hay otro aspecto, el tiempo juega su papel. El dicho de que “el tiempo es oro” no es una mentira. Si usted está aportando el dinero, en la medida en que se demora, usted está dejando de ganar, vamos a decir la rentabilidad de ese dinero; pero si lo está tomando prestado a un banco, es peor porque tiene que pagar intereses en la medida que se prolonga el tiempo, o sea que, para mí, por mi propio ejercicio profesional y ejercicio empresarial, puedo dar testimonio de que realmente el tiempo es oro y en el caso del servicio público todavía más porque en la medida en que se demora un proceso, yo creo que no sólo es más costoso, sino que es más doloroso que no le llegue el servicio a la población, de modo que ojalá podamos tener mecanismos más dinámicos de poder. Si por mí fuera, hoy tuviera muchas cosas realizadas que todavía están en proceso.
¿Piensa usted incrementar el concepto de cultura para todos los sectores sociales y extender los beneficios y placeres de la cultura al territorio nacional, descentralizando, por ejemplo, atendiendo o creando las Casas de la Cultura?
Bueno, tenemos una combinación. Se han creado las escuelas libres. Se les dice así porque no tienen el rigor de la formalidad académica, por ejemplo, de la Escuela de Bellas Artes. Son más libres, se puede estudiar canto, se puede estudiar música, no necesariamente música culta, podría ser música popular; se puede, o sea mucho más flexible, pero son las escuelas que se están instalando y están promoviendo el acercamiento de la juventud a la cultura en los barrios, en las provincias donde no hay escuelas de Bellas Artes, y fue una necesidad de su momento el crearlas. A lo mejor, con el tiempo, se va superando, pero hoy día es necesario mantenerlas. Entonces yo creo que esas escuelas libres dan lugar a que esa ausencia de academia, de la academia de artes en muchas provincias del país, las sustituyan o sirvan a la población de alguna manera. Ahora, en cuanto a ese tipo de libertad que puedan tener, yo estoy totalmente a favor de que haya movimientos culturales espontáneos, y si no tenemos el rigor de la escuela de Bellas Artes, por lo menos tenemos la casa de cultura. Por ejemplo, en La Romana hay una alianza juvenil que la creó la senadora de La Romana y se ha ido fortaleciendo con apoyo del sector privado y del mismo Ministerio, pero también se ha creado la Aldea Cultural, que la está dirigiendo, bajo el patrimonio digamos del Ministerio, Jenny Polanco. Ella es una activista cultural y es una diseñadora que ha tenido mucho éxito en la moda, pero tiene también inquietudes de dirección, y nosotros estamos aprovechando de Jenny su voluntad para que esa aldea que se llama Aldea Cultural, que se instaló donde antes estaba la cárcel de La Romana y ya se le aprobó presupuesto para que se restaure bien esa Aldea, esa instalación arquitectónica pueda adecuarse a lo que sería una Casa de la Cultura en La Romana. Recibí la visita de las autoridades y de la gobernadora de La Romana, y mi primera recomendación fue que trataran de vincularse tanto la Alianza Juvenil como la Aldea de la Cultura para que juntos pudieran provocar sinergia. Yo creo en la sinergia de las instituciones cuando actúan juntas. Tenemos ese reto. Estoy seguro que vamos a conseguir apoyo en el sector privado. En La Romana está una de las industrias más importante de este país, el Central Romana, y ellos tienen el departamento de apoyo social que yo estoy seguro que nos darán también apoyo en la medida que se lo pidamos, desde luego demostrando que somos capaces de hacer cosas. De modo que yo creo que he podido responder a tu pregunta.
Los artistas, en sus diferentes oficios y especialidades, se sienten desprotegidos, a menudo obligados a abandonar su vocación. ¿Piensa usted tomar medidas en este sentido y dar un tipo de apoyo a la creación?
Eso es obligatorio, independientemente de que haya frustración, pero si hay vocación artística aquí estamos dispuestos a apoyarlos en todos los sentidos. Pienso que cuando hay un verdadero sentimiento artístico, no se abandona, se busca la forma de llegar y de tener éxito. Ojalá que mis palabras sirvan de estímulo a todos los jóvenes y a todos los artistas de este país que sí sienten alguna necesidad o necesitan de algún apoyo. ¡Que vengan al Ministerio!
Un ejemplo, del cual hemos conversado anteriormente. Por ejemplo, ¿favorecer los talentos en el Arte Público mediante concursos, y cambiar el derrotero existente del lucro comercial y de la mediocridad?
Marianne, todo lo que tienda a ser un aporte de valor en el ambiente nacional y sobre todo si tiene un valor artístico, debe tener no sólo respaldo del Ministerio de Cultura, sino el respaldo en general de la gestión oficial y del sector privado, porque al final de cuentas somos todos dominicanos, todos vivimos aquí, y las empresas privadas se nutren del mismo país. Entonces, yo creo que todos tenemos la obligación de interceder y de invertir en lo que sea apropiado para el desarrollo cultural de la nación. En la medida en que llevamos la bandera de la cultura como desafío, estamos siendo mejor país. Entonces creo que es un compromiso de toda la nación, no sólo del sector público, y en eso me siento muy comprometido. El arte monumental generalmente viene del sector público, pero no quiere decir que el sector privado no se involucre. Con estas palabras, estoy invitando al sector privado a participar en todo lo que pueda ser mejoría de lo visual en las ciudades, en las escuelas, en todos los lugares donde pueda haber concentración de personas. Yo creo que el arte público juega un papel fundamental, y que sirvan estas palabras de estímulo para los que son capaces de llevar a cabo un trabajo como el que se está haciendo en la provincia Hermanas Mirabal. Hice una visita y quedé impresionado de los murales que se están haciendo en las paredes sin uso de las ciudades de la provincia, sobre todo en Salcedo. Ojalá podamos lograr que esto se repita en muchas provincias, y ya no sólo murales, sino también esculturas y obras de arte que puedan ser disfrutadas a nivel público, obras que enriquecen la vista de la ciudad. Ahora mismo siento que hay una crisis en el tema de la escultura, inclusive para la enseñanza nos está siendo difícil conseguir quienes puedan asumir el desafío docente.
No es un secreto que la República Dominicana, pese a enormes talentos y creadores, se conoce muy poco como fuente de arte interesante en el exterior, y que incluso iniciativas tan positivas como la Bienal del Caribe han desaparecido. En este campo de la proyección de nuestros valores y de los intercambios artísticos, ¿piensa el Ministerio de Cultura desarrollar acciones junto a los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Turismo?
La respuesta cae por sí sola, evidentemente que sí, pero yo creo que lo que nos falta a nosotros a nivel de promoción de nuestro arte en el exterior son buenos intermediarios. Generalmente, los marchantes de arte en todas partes, yo digo en muchos países, son muy bien pagados porque ellos cobran a través del manejo de la venta de obras de arte y saben colocar en medios en el exterior, saben colocar en galerías en el exterior, obras de artistas a los que promueven. Aquí nos hace falta buenos marchantes de arte del arte nacional, porque eso es lo que se promueve en el exterior, eso es lo que sale en los periódicos en el exterior, eso es lo que va a las galerías de venta de obras, de obras artísticas, y lo que falta es intermediarios que desde luego no dependen del mismo ambiente cultural, depende de los buenos comercializadores de las obras de arte. A lo mejor, nos hace falta algunos marchantes de arte internacionales que nos coloquen en el mercado internacional, y eso sólo hace subir el valor de nuestro arte. Es más bien un aspecto comercial que artístico. Las embajadas pueden hacer un papel a nivel cultural, pero el papel a ese nivel cultural no es suficiente para colocar el arte nacional. Debemos comercializar ese arte y eso es lo que nos hace falta. Si yo puedo ayudar en ese sentido lo haré, aunque ese no es, digamos, el papel determinante del Ministerio. Pero yo creo que sí. En ese sentido, puedo hacer algo como Ministro de Cultura. Ya lo empecé a hacer en Nueva York.
¿Usted piensa devolver a la Dirección General de Bellas Artes la atención, la consideración, la responsabilidad presupuestal que le corresponden o que dicen que le corresponden como “columna vertebral” de la cultura –así la llamaron anteriormente en el Ministerio de Cultura?
Ya lo tienen, yo creo que no hay que hacer más nada porque hemos comenzado por reconocer la autonomía de Bellas Artes, pero desde luego es una dependencia del Ministerio tal como lo establece la ley y ya Bellas Artes tiene lo que en términos institucionales se llama “desconcentración”, que ya fue aprobado por el Ministerio de Administración Pública, que nosotros inclusive lo estimulamos para que así fuera porque hay aspectos de la Administración que lo debe manejar la misma persona que está dentro de la entidad, desde luego siempre vinculado a la jerarquía del Ministerio. La última palabra la tiene el Ministro de acuerdo a la ley, pero generalmente mi palabra es muy fácil de acomodar a los intereses de las diferentes entidades. Tenemos que trabajar con muchas entidades que son “desconcentradas”: la Biblioteca Nacional, la Dirección del Archivo General de la Nación... Pero además tenemos la de Cine, que tiene una propia ley, pero se trabaja con mucha armonía porque hay metas que son indiscutibles, metas que son comunes o aspectos diferentes, entidades que pueden ser vinculantes y desde luego siempre la autoridad del Ministerio queda como última opción, pero yo creo que eso aquí no está en discusión, sino que todo funcione mejor y en ese sentido yo estoy muy a favor de que sea así. ¡Ya es así!
¿Piensa desarrollar la colaboración entre sector oficial y sector privado en el campo de la cultura?
Ya lo dije, y es necesario, no sólo conveniente, es imprescindible, yo creo que lo estamos logrando. Pero pienso que en la medida que el Ministerio va avanzando en sus metas, va convenciendo a la gente de que estamos haciendo labor, una labor de interés nacional, creo que eso convence. Desde luego, si hay renuencia en algunos casos eso hay que respetarlo, uno no puede forzar a nadie a ser lo que no quiere, pero en general es cierto que hay muy buena disposición, que hay cooperación, y como yo vengo del sector privado he tenido oportunidad de tener muchas actividades diferentes en el área del sector público y del sector privado, pienso que también a lo mejor algo de lo que tú señalas de mi personalidad influye y la propia experiencia también, de modo que yo pienso que el país va ganando.
Recuerdo que, en la primera entrevista pública, presentación pública, en la Sala de Cultura del Teatro Nacional, usted expresó que no toleraría presiones, ni exigencias, ni habladurías, pero sí sugerencias positivas. ¿Confirma usted esa primera toma de posición?
Así es. Creo mucho en la colaboración recíproca y, desde luego, en una actitud de comprensión, lo que no tolero es la habladuría o la traición, de modo que siempre estaré abierto a oír buenas recomendaciones, sobre todo en términos positivos a favor del desarrollo del arte y la cultura dominicanos.
En su temperamento y personalidad reconocemos experiencia pública y privada, sabiduría, fe, sensibilidad, energía y otros valores. Entre los valores que no he citado figura la importancia que usted le da a la familia. ¿Cuáles estima usted más importantes para su alta función de Ministro de la Cultura y para que se logre en el público en general un cambio de imagen del Ministerio de Cultura?
Marianne, tengo que serte muy sincero. Quiero decirte palabras que me salen del alma. Aprendí a respetar a mi país, a mi tierra y a mi gente a través de la enseñanza que recibí del profesor Juan Bosch. Yo creo que con eso puedo cerrar esta entrevista.