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Al arte de: Scherezade García / Entrevista para OCA| News
|Por Paula Gómez / Curadora de arte

| INTRODUCCIÓN A LA ENTREVISTA
Representada por la prestigiosa Galería Praxis,
su obra se presenta en prestigiosas galerías internacionales:
Smithsonian | American Art Museum | Art Museum of the Americas
| Museo del Barrio | Destacados Centros culturales de arte.
Investigando la trayectoria de la artista Scherezade García, podemos confirmar el destacado ritmo con el que, a lo largo de sus 30 años de producción artística en los Estados Unidos, ha logrado conquistar un espacio importante dentro del sistema del arte norteamericano. Nos referimos no solamente a nivel de mercado de arte, considerando que Scherezade García es representada por la prestigiosa Galería Praxis, sino también, en el plano institucional, pues importantes instituciones artísticas han expuesto sus obras y éstas forman parte de sus colecciones. Museos como el Smithsonian American Art Museum, Art Museum of the Americas, Museo del Barrio y centros culturales de diversos estados, espacios de arte de destacadas universidades y colecciones privadas internacionales de primera categoría poseen sus obras y han presentado exposiciones individuales que han sido reseñadas en la prensa norteamericana y elogiadas por la crítica de arte.
Paula G. | Iniciemos con lo más actual, ¿cómo fue el ritmo de finales del 2019, e inicios del 2020? ¿Si alguien viaja a los Estados Unidos por estas fechas, puede visitar alguna exhibición en la que estén tus obras?
Scherezade G. | El 2019 y en ocasión de la publicación del libro académico “Scherezade García: desde este lado del Atlántico”, que acompaña la exhibición “Visual Memory: ¡Home + ¡Place” en El Museo de Las Américas (AMA) en Washington, DC., me he involucrado en un análisis que me ha llevado a mirar hacia atrás en mi trayectoria, lo cual me resulta interesantísimo, al igual que agotador. Esta exhibición, que es una Mid-Career Survey de Iliana Emilia y yo, está abierta al público desde el 27 de septiembre pasado hasta el 8 de marzo de este año 2020, en Washington, DC. Se pueden ver obras seleccionadas por las curadoras Olga U. Herrera y Adriana Ospina, del Museo de Las Américas, que muestran nuestras trayectorias desde el principio de los años 90’s al presente.
Al mismo tiempo, presenté mi exhibición individual en la Galería Praxis, in Chelsea (NYC) titulada “Stories of Wonder”, entre los meses de septiembre y noviembre pasados. Participé en dos exhibiciones importantes: “At Sea” en la Dorsky Gallery/Curatorial Programs (Sept 29, 2019-Dic 8, 2020) y “Pasado y Presente: Art After The Young Lords” en The Losaida Cultural Center (NYC) junio-nov 2019. También, se puede visitar en Miami, la exhibición “Kingdom of This World, Reimagined”, que se presenta actualmente en The Haitian Cultural Arts Alliance y que viajará a varios museos en los Estados Unidos.
Paula G. | Sumamente dinámico tu último trimestre, siguiendo en la misma línea ¿cómo calificarías la manera en que te has insertado en el sistema artístico norteamericano?
Scherezade G. | Mirando hacia los inicios, pienso que muchas decisiones y jugadas del destino están tan cerca de mí, que no las tomo en cuenta, pues son mi vida y su flujo ha sido muy orgánico. Para empezar, yo nunca pensé que New York City fuera mi ciudad o que yo continuaría mis estudios de arte en una escuela norteamericana.
Paula G. | ¿Cuándo sientes inclinación por las artes visuales?
Scherezade G. | Desde muy pequeña estuve envuelta en el arte, y en mi casa eso siempre fue importante y parte del día a día. Mi mamá con su piano, sus historias, libros, las piezas de teatro, y papá con sus dibujos y diseños. Tuve la oportunidad de viajar desde niña y esa experiencia estableció (¡al igual que los libros de historia!), mi alma peregrina y mi curiosidad inagotable de ver el mundo, mi mundo, nuestro mundo.
Paula G. | ¿Cómo entiendes que esa necesidad de conocer otras naciones, la curiosidad por conocer otras culturas ha influido en tu obra?
Scherezade G. | Esa curiosidad de niña no ha desaparecido en mí y se hace cada vez más sólida en relación a mi discurso visual de políticas de inclusión. La política de inclusión tan vital en mi obra tiene como referencia mi “caribeñidad” y mi vida en New York. Esta experiencia/teoría de “inclusividad” empecé a ponerla en práctica casi sin darme cuenta. Tan pronto me gradué de Parsons y decidí quedarme en New York, mi práctica se volvió “un pie aquí y un pie allá”, continuando con mi práctica interdisciplinaria; trabajé por más de 5 años como “artista en residencia” de la casa de diseño de Carlos Falchi, una “Couture house”, donde tuve la oportunidad de desarrollar mis proyectos de diseños textiles, de trabajar en equipo con impresores y mercadeo técnicos de Europa y de Japón. Cada vez más en el transcurso de los años noventa, me sentía que finalmente pertenecía a una comunidad cuyo esencia era “plural/doble/híbrida” y cuyas conversaciones y alianzas empezaban a redefinir nuevas geografías.
Paula G. | Entonces, ese pertenecer a varias culturas, al ser de aquí y de allá era esa parte de tu esencia sincrética y mestiza que se manifiesta profundamente en tu cuerpo de trabajo. Estabas literalmente en “tus aguas” cuando irrumpe el fenómeno de la globalización.
Scherezade G. | La globalización empezó a formar parte de la conversación a todos los niveles…mientras tanto y en mi caso, la experiencia de ser de varios lugares, de sentirme inmersa en una cotidianidad de un “melting pot”, de ser caribeña y por consiguiente venir del primer “melting pot” en las Américas mi vida/obra estaba en constante tránsito, en fluidez y en celebración de los más surrealistas de los encuentros. En los noventas, se crearon nuevas Bienales alrededor el mundo, al igual que Colectivos; los artistas se presentaban como embajadores culturales (¡como debe ser!!) y tenían un espíritu transnacional muy excitante, pero también provocó la oposición de grupos muy reaccionarios y divisivos. Ese tiempo me ayudó a fomentar la plataforma de tener presencia, tanto en mi país natal, como en los Estados Unidos.
También, me favoreció el hecho de que estuve envuelta en las artes desde muy joven y formaba parte de grupos que estaban emergiendo en Santo Domingo y a la vez que, en New York, ocurriendo una revolución cultural donde el multiculturalismo estaba en apogeo.
Paula G. | En ese sentido, ¿tuviste una aceptación rápida en el medio artístico newyorkino?
Scherezade G. | Es importante notar que no todo ocurrió sin obstáculos, y sin las críticas, ambos, elementos importantes para cimentar a la vez una serie de valores que a mi entender eran vitales para la clase de práctica artística que yo quería y logré llevar. Por ejemplo, el “multiculturalismo” se trataba como una tendencia, especialmente fuera de New York, porque esta ciudad es realmente un universo aparte del resto de los Estados Unidos, y en dichos movimientos se hacía más obvio. El multiculturalismo es algo que se vive día a día en NYC, pero en el resto del país se trataba como un “fenómeno” nuevo…mostrando cuán divorciados están los norteamericanos de su propia historia.
Con otro sabor, pero básicamente lo mismo…En el Caribe se vivía un movimiento donde los artistas se sentían en conexión con el resto del Caribe y con un imperio norteamericano muy presente en el día a día, ¡la isla extendida! Doble nacionalidad, patriotismo, lealtad…sancocho de discusión a diario, juntos y en contradicción con una educación totalmente Macondiana.
Otros sectores que castigaban ese espíritu de cuestionamiento, de exploración, y que consideraban un discurso “dominicano” estático y que creaban fronteras, y condenaban el cosmopolitismo natural del archipiélago caribeño. Todos esos factores y muchos más que se me escapan de esta conversación definieron y siguen definiendo mi camino.
Paula G. | Repasando a tu currículum constatamos que ya viviendo en New York, tuviste una temprana inserción de manera simultánea en el circuito del arte de New York y de Santo Domingo. ¿Estos son los arbores de tu praxis en la idea de la isla extendida?.
Scherezade G. | En 1992, empecé a ser parte de exhibiciones importantes en USA, y en 1993, fui parte de una colectiva en Casa Ossaye junto a Germán Pérez e Iliana Emilia García. En el 1994, tuve mi primera exhibición individual en la “Galería de arte Nouveau”, y continué mi otra individual en 1995 en el Museo de Arte Moderno. En 1996, me empieza a representar la galería norteamericana “Mary Anthony Gallery” en Soho. En el 1997, me representa también en Soho, la galería “Leonora Vega” y, en 1998 me representa en Santo Domingo la Galería “Último Arte”.
Mis conversaciones y comunidad artística también eran transatlánticas: De E. Carmen Ramos, Yasmin Ramírez, Deborah Cullen, Rocío Aranda a Paula Gómez, Sara Hermann, Porfirio Herrera, Nidia Serra, Marianne de Tolentino a Josefina Báez, Benjamín Ortiz, Leonora Vega, Antonio Zaya, entre muchos otros que se me escapan. Realmente, un pie aquí y un pie allá…y en el medio.
Paula G. | Sí, un panorama muy auspiciador, sin embargo, hace un momento hablaste de obstáculos. Podríamos contarnos sobre “la otra cara de la moneda” que viviste como artista en esos años.
Scherezade G. | En el medio de mucha producción y de hacer camino al andar como diría Serrat, también tuve experiencias donde mi obra fue excluida por razones políticas, desde que no venía de la nacionalidad caribeña del momento, a como que las mujeres no hacen carreras importantes…o, a ser excluida de actividades por tener familia. Esas experiencias, aunque no las olvido, me fortalecieron para seguir con mi obra y siempre crear plataformas de inclusión para otros artistas y para las generaciones que vienen después de la mía. Es importante para mí compartir incluso cuando necesito distancia y soledad para crear.
Paula G. | Es notoria tu aceptación en las instituciones culturales, museísticas y universitarias norteamericanas, no únicamente participando, porque han adquirido tus obras, sino también como conferencista y docente, ¿Cuándo descubres tu vocación hacia la enseñanza?
Scherezade G. | Después del 2001, los eventos de Sept 11, cambiaron el mundo drásticamente y mi práctica se enfocó más hacia las instituciones artísticas y hacia la docencia. El Museo del Barrio bajo el leadership de Deborah Cullen creó un fondo y adquirió obras de artistas dominicanos en New York, mi relación con dicho museo data desde los años noventas, pero esa iniciativa estableció una relación mucho más sólida. Exhibiciones en The New Jersey Museum, varias exhibiciones en galerías, en universidades, participaciones en conferencias de arte alrededor de los Estados Unidos, presencia en varios paneles, inclusión de mi obra en el currículum de varias universidades norteamericanas, como Lehman College Art Gallery, Columbia University, NYU. La adquisición de mi obra por The Smithsonian Museum of American Art y El Museo de Las Américas. Así mismo, un sinnúmero de personas que también enriquecieron mi carrera y con su apoyo definieron los años de la misma que transcurre del 2000 a la actualidad.
Al igual que muchos de mis contemporáneos, cuyas prácticas artísticas son multidisciplinarias, mi carrera no tiene una plantilla y mi actitud desde el principio es ser totalmente democrática en cuanto a mi experiencia como diseñadora y como educadora. Para mí, todo entra en el mismo paquete, creando mi propio y único paisaje.
Empecé a ser invitada a paneles y discusiones, mi interés y curiosidad de compartir y aprender de otros artistas, escuchar otros puntos de vistas, fueron vitales para mi desarrollo como educadora. Como no le pongo división a mi trabajo docente y a mi práctica artística, cada oportunidad de enseñar, de desarrollar currículos, primero para “Studio-in-a-School” y luego para Parsons se convierten en proyectos en los que me envuelvo profundamente. Estoy muy interesada en las aulas donde se discute, se experimenta, se construye, se deconstruye, donde se pueden hacer análisis personales y colectivos, donde el aula –en sí- es una experiencia.
Paula G. | A mi entender, las ideas y conceptos que abordas en tu cuerpo de trabajo relacionados con una relectura de la historia, el poder, la política de inclusión y el colonialismo, enriquece el pensamiento visual contemporáneo sobre tópicos que, lejos de estar en el pasado, han trascendido en el tiempo y se encuentran latentes en la actualidad. El fenómeno migratorio y el sincretismo cultural sumado a las utopías contemporáneas de paraíso y libertad constituyen la columna vertebral de tu universo multidisciplinario. Con tu obra, expones al espectador a nuevos relatos y visiones, a diferentes e insospechadas narraciones alejadas de la historia oficial. ¿Es tu obra una reflexión sobre la posibilidad de dialogar con la historia?
Scherezade G. | Estoy fascinada con la experiencia de Las Américas y el cruce del Atlántico. Mi obra alude y tiene la intención de revelar los muchos encuentros culturales en curso que continuamente modelan y remodelan la forma en que vemos, percibimos y coloreamos a nuestra experiencia de este lado del Atlántico. Mi punto de vista se enfoca en la política de inclusión. La historia juega un papel central en mi práctica artística de “decodificar y deconstruir” narrativas visuales del poder. Me comprometo con la historia y la etnografía histórica para prestar mucha atención a las tradiciones, la transformación de las tradiciones, los métodos y las agendas sociopolíticas dominantes para presentar visualmente otras voces que se han tratado de silenciar. A través de la deconstrucción, y yuxtaposición de símbolos de América, la construcción de una mitología de nacionalidad y libertad incrustados en la esclavitud y la opresión, pretendo entonces presentar los sìmbolos inesperados (pero eficientes) de resistencia a través de la mezcla de razas, y de un optimismo feroz, de una belleza indomable…incluso cuando se enfrenta al genocidio.
La raza, la política del color (formal y conceptualmente) es esencial para mí. La figura de la canela es una constante en mi trabajo desde 1996. Mezclar todos los colores en una paleta es una acción inclusiva, el resultado de dicha actividad es el color canela. La nueva raza, representada por mi figura de canela siempre presente, establece la creación de una nueva estética trasplante, la apropiación y la transformación de las tradiciones. Además, la iconografía católica con mis guerreros / ángeles de raza mixta es mi forma de colonizar a los colonizadores...apropiándose, transformándome, creando
nuevos íconos.
Paula G. | ¿Cuándo en algunas de tus obras haces referencia a la “autopista líquida”? ¿A qué exactamente haces alusión?
Scherezade G. | La vía, el Atlántico, este camino líquido azul y profundo- obstáculo que despierta mi imaginación. El mar azul representa la salida y la frontera. Mapea historias sobre libertad, esclavitud y supervivencia, lleva nuestro ADN y es una fuente interminable de historias, que evoluciona continuamente, recordándonos la fluidez de nuestra identidad, nuestra memoria colectiva. Resistencia a través de la belleza y la alegría.
Las Américas transformó nuestro mundo, creó nuevos valores, una nueva raza, redefine el cristianismo y la geografía. En mi tradición neobarroca, con su inclusión de espíritu, navego entre la tragedia, la belleza, el carnaval y la divinidad.
Paula G. | Al analizar tu repertorio estético descubrimos que tu pintura es dibujística, es decir, el dibujo es esencial en tus trabajos, podemos sentirlo como una energía omnipresente.
Scherezade G. | Hay una supremacía del dibujo en mi obra, comienzo siempre a interpretar, a fabular mi mundo por medio del dibujo e, incluyo como dibujo mis notas escritas. Mis escritos son también dibujos, son representaciones gráficas de mi pensamiento. Nunca contraigo matrimonio con ninguna técnica, desde dibujo, pintura, instalación, animación, escultura…las mezclo y a las “desmezclado” de manera medalaganaria.
Mis dibujos que son mi esqueleto, como la pintura me funciona como los músculos siempre aluden a “movimiento” a “fluidez” y “energía”, lo cual es la esencia de mi obra. Es un constante movimiento en seguimiento de una verdad, que se escapa constantemente, pues no es absoluta.
Paula G. | Abordas la creación artística desde un lenguaje multidisciplinario que trasciende las manifestaciones tradicionales para expandirte hacia el lenguaje fotográfico y de la imagen en movimiento. ¿Cómo se dió este proceso en tu obra?
Scherezade G. | En sintonía con mi discurso neo -barroco de este lado del Atlántico, donde a veces está tan soleado que todo se vuelve oscuro o totalmente blanco…una sinfonía de extremos que nos permite mil y una expresiones. Tomando todos esos elementos en cuenta, utilicé la instalación, escultura, pintura, fotografía y el video como medios a merced de un concepto o idea.
De la misma manera trabajo con la animación, el video y mis piezas fotográficas, donde creó nuevos escenarios. En la animación, busco mi fascinación de imágenes que se mueven y que en un mismo “marco” se vuelven diferentes. En la fotografía con los escenarios, busco desafiar “la verdad” de la imagen fotográfica por medio de un libreto “disque planeado”, y digo “disque planeado”, pues toda obra en mi opinión tiene que tener “tensión” (formal y conceptual) para entonces desear armonía o libertad…y así evitar repetición o lo peor..un capítulo cerrado.