Por: Pedro Delgado Malagón
Un día imaginé que Ada Balcácer volaba. La conjetura, por supuesto, tenía razones válidas. Revoloteaban siempre, día a día, en compendios verdiazules de asombrados espacios, sus flores y sus hechizos vegetales. Eran también de impalpable sustancia aquellos bacás y unos isleños enigmas que los trazos de Ada habían despojado de toda máscara. Ocurre que este universo artístico brotó como refugio perenne de formas vivas, de signos y representaciones alegóricas que jamás enmudecen. Acaso un mandala, cuya energía centrípeta enlazara la infinitud y el equilibrio del universo con la sabiduría visual de Ada.
Ella titula Infinitum a esta exposición, concerniente a un ejercicio creativo de 70 años: “Ahora he desarrollado una obra con propuestas claras y seriadas: Los Esferoides moviendo el Cuadrado”.
Y Ada persiste en su levitación insobornable. Rastrea el movimiento como una cuarta dimensión del espacio pictórico. Figuras que cambian de lugar en el recuadro y persiguen, ellas mismas, su incierto equilibrio. Imágenes colgadas e imágenes clavadas a los muros. Curvaturas amarillas y rojas y sepias. Esferoides inscritos en cuadrados, de donde saltan arbustos y peces rubicundos. Redondeces vacías, como en la soledad de los inicios. Redondeles del crepúsculo y discos radiantes a manera de soles tropicales.
De repente, Ada abriéndole paso a la reconditez de sus misterios. Ada encumbrada en bosquejos siderales. Ada en la celeste mocedad de una travesía inacabable. Ada incitando señales y quimeras con los ojos llenos de luz.
Ada/hada volando hoy a los 89.
By: Pedro Delgado Malagón
One day I imagined that Ada Balcácer was flying ...
One day I imagined that Ada Balcácer was flying. The conjecture, of course, had valid reasons. They always flitted, day by day, in blue-green compendia of astonished spaces, their flowers and their vegetable spells. They were also of impalpable substance those bacás and some islanders enigmas that the lines of Ada had stripped of all mask. It happens that this artistic universe emerged as a perennial refuge of living forms, signs and allegorical representations that never fall silent. Perhaps a mandala, whose centripetal energy linked the infinity and balance of the universe with the visual wisdom of Ada.
She calls this exhibition Infinitum, concerning a 70-year creative exercise: "Now I have developed a work with clear and serious proposals: The Spheroids moving the Square".
I mean
And Ada persists in her unbearable levitation. Traces movement as a fourth dimension of pictorial space. Figures that change places in the box and pursue, themselves, their uncertain balance. Images hung and images nailed to the walls. Yellow and red curves and cuttlefish. Spheroids inscribed in squares, from where bushes and ruddy fish jump. Empty rounds, as in the solitude of the beginnings. Twilight circles and radiating discs like tropical suns.
Suddenly Ada making way for him to recondite his mysteries. Ada towering in sidereal sketches. Ada in the heavenly youth of an endless journey. Ada inciting signs and chimeras with her eyes full of light.
Ada / Fairy flying today at 89.
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