CELEBRACIÓN CENTENARIO DE SU NACIMIENTO / 23 FEBRERO 2024 – 21 ABRIL 2024
Colecciónes: Antonio Ocaña / Kelvin Naar
"Antonio Pérez-Hernández y Torra"
"EMBAJADOR DE ESPAÑA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA"
RETRATO A LO DORIAN GRAY / RAMÓN OVIEDO / TAMAÑO: 24x 18 pulgadas / TECNICA: Acrílico sobre lienzo / AÑO: Fecha desconocida COLECCIÓN NAAR
El artista puede expresarlo todo. Pensamiento y lenguaje son al artista los instrumentos de un arte. Vicio y virtud son al artista materiales para un arte.
Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el arte del músico. Desde el punto de vista del sentimiento, el oficio del actor es el modelo.
Todo arte es a la vez superficie y símbolo.
Los que van más allá de la superficie, lo hacen por su cuenta y riesgo. Los que leen el símbolo, lo hacen por su cuenta y riesgo.
Es el espectador, y no la vida, lo que el arte realmente refleja.
La diversidad de opiniones sobre una obra de arte muestra que la obra es nueva, compleja y vital.
Prefacio de “El retrato de Dorian Gray”
OSCAR WILDE
"El Centro Cultural de España en Santo Domingo ha demostrado a lo largo de los años su compromiso inquebrantable con la promoción de la riqueza artística y cultural de la República Dominicana. Ha fusionado armoniosamente la identidad propia de este maravilloso país, abrazando la igualdad, el diálogo y la colaboración entre las culturas de aquí y de allá, nutriéndose unas a otras con renovada fuerza a diario."
"Con profunda atención y respeto por la divulgación de la identidad cultural dominicana en todas sus expresiones, es un honor presentar en nuestras salas y ante ustedes la exposición Yo, Ramón Oviedo. Una sentida celebración con motivo del centenario de la vida y obra del distinguido maestro de la plástica dominicana, Ramón Oviedo. EL CCESD se suma a las iniciativas que durante este año y el próximo se van a realizar en honor del distinguido y apreciado artista."
"El maestro Oviedo, a lo largo de su carrera, supo plasmar en su obra una amalgama única de libertad, cuestionamientos, exploraciones y evolución, permitiendo su interpretación desde diversas perspectivas. Su legado ha continuado inspirando a los artistas dominicanos de diferentes generaciones a lo largo de las décadas, consolidando así un valioso patrimonio artístico para la República Dominicana."
"Hace veinte años, el CCESD realizó una exposición retrospectiva titulada “Oviedo, última década 1994-2003”.En el catálogo que se publicó para la ocasión en sus palabras finales, Javier Aiguabella director de la institución, decía:"
"“Hay que procurar, y permítaseme la imagen, que Oviedo sea un objeto de deseo para museólogos, historiadores, críticos, coleccionistas y galeristas, tanto en este como en aquel lado del Atlántico y más allá. Desde esta muestra escogida de sus mejores obras invito a todos a unir nuestros esfuerzos para conseguirlo”."
"Creo que ese momento por fin ha llegado con la gran acogida y la presentación de diferentes exposiciones que con motivo del centenario del autor están teniendo lugar en distintos museos y galerías del país lo que nos va a permitir conocer en mayor profundidad y detalle al hombre y al artista. Enhorabuena, maestro Oviedo."
El Maestro Oviedo, 100 Años,
una Vida, una Leyenda.
Gamal Michelén Stefan
VICEMINISTRO DE CULTURA / MIEMBRO ADCA-AICA
El Maestro Oviedo, 100 Años,
una Vida, una Leyenda.
Séneca declara, en su tratado “De Brevitate Vitae”, que para el sabio la vida se extiende porque sabe aprovecharla y como dejan un legado valioso a la posteridad, heredamos, con el recuerdo de su existencia, una leyenda que convierte su vida en un referente y tema de análisis a las generaciones venideras, por eso el tema no es cuánto tiempo vivimos, sino cuanto aprovechamos y citamos “La vida es como una leyenda, no importa que sea larga, sino que pueda ser bien contada”. Ubicando a cada ser humano entre dos eternidades comprendemos que toda existencia es breve y con Ramón Oviedo, que fue longevo solo en un contexto relativo nos quedamos impresionados con su pródigo legado, no solo cuantitativamente, sino por la intensidad de significado que suele contener su obra.
Aprender a Oviedo, entonces, es una experiencia para el espectador de mirada educada e intuición aguda, porque cada pintura se transmuta en una ventana abierta a un universo nuevo, su pesadilla recurrente de repetirse nos enseña que el maestro aprendió lo que significa el cansancio de sí mismo, la transmigración que es innata al verdadero artista, esa sensación de que no hemos alcanzado lo que perseguimos y adoptamos, casi como razón existencial, la búsqueda, la construcción de nuevos
imaginarios. La mayoría de sus obras no están fechadas, la razón es fundamental, él deja de hacerlo cuando comprende la atemporalidad de lo que produce, su trabajo no es local, sino universal y su época no obedece al instante en que se produce, antes bien, cada día adquiere más vigencia dentro de eso que llamamos contemporaneidad.
Este Centenario de Oviedo, conmemorado con exposiciones diversas, hace manifiesto que en él.tenemos un obrero incansable en el arte de hacer arte, con una obra densa en contenido que, aun en primera lectura, atrae al que la contempla siguiendo el postulado de Joan Miró que decía que el procuraba en su trabajo impactar al espectador antes de que él se pregunte que es lo que está mirando, pero para el observador inteligente se convierte en reto descifrar los códigos, como si fuese
un enigma, que convivieron atrapados en el cráneo del maestro. Esto significa que al estar frente a uno de sus cuadros tenemos que detenernos con la conciencia de esa declaración estética de Oscar Wilde de que el artista con su obra limita la visión, es el espectador el que la amplía cuando la contempla.
Esta exposición, “Yo, Ramón Oviedo”, trasciende la idea de exhibir pinturas del artista de manera pura y simple, para enseñarnos una faceta que destaca el sentido de individualidad de una producción que manifiesta una profundidad de pensamiento que se manifiesta en obras donde surge su alter ego a la manera del personaje de Dorian Gray y su obsesión de retener la juventud resistiéndose al tiempo y, como paradoja, aparece en un autorretrato embalsamado porque entendía la finitud inevitable por el
aguijón de la muerte que nos visitará algún día.
Al detenernos ante esta muestra nos asalta el hábito crítico de clasificar al artista en afectaciones estilísticas donde encontramos, en la deconstrucción de las formas, un acercamiento al expresionismo alemán a veces salpicado de elementos cubistas, pero si permitimos que el maestro se refiera a sí mismo, nos iremos a Francis Bacon como referente.
Oviedo, reconocido por el Congreso Nacional como Maestro Ilustre de la Pintura Dominicana, autor de un mural para la sede de la UNESCO en París, galardonado por la prestigiosa figura de Gómez Sicre en 1974 como gran premio de la XIII Bienal con la obra maestra “uno que va, otro que viene” y único dominicano que exhibe un autorretrato en una seccional de la Galería de los Oficios en Florencia, ahora nos ofrece póstumamente una exhibición impactante, de un contenido que nos invita a ser
partícipes activos de los universos internos del artista con esta exhibición póstuma que nos recuerda con este afortunado préstamo a la mirada, el sitial que ocupa esa leyenda llamada Ramón Oviedo.
“Yo, Ramón Oviedo” | Michelle Cruz / Curador A
Con motivo de la celebración en 2024 del centenario del nacimiento de Ramón Oviedo, Maestro Ilustre de la Pintura Dominicana, en septiembre del 2021 nos dirigimos a Don Jesús Oyamburu, Director del Centro Cultural de España (CCESD) en Santo Domingo, para solicitarle ese importante espacio para el montaje de una exposición en honor al Maestro Dominicano con obras de su autoría.
En calidad de gestores culturales y coleccionistas privados, comprometidos con la proyección nacional e internacional del legado del más prolífico, reconocido y galardonado de los creadores plásticos del país, apoyamos a la Fundación Ramón Oviedo en sus esfuerzos por dar a conocer su obra a las presentes y futuras generaciones.
El CCESD nos recomendó que utilizáramos a la joven y prometedora curadora Michelle Cruz para nuestro proyecto. Luego de que nos reuniéramos y escuchar nuestra visión, la profesional desarrolló un concepto galerístico, para el cual surgió el siguiente título: “Yo, Ramón Oviedo”. Cruz revisó más de doscientas obras del Maestro en nuestras respectivas colecciones privadas, seleccionando las que entendía debían incluirse en esta exposición en particular. Mediante un proceso curatorial exhaustivo, en cuyos detalles nos pusimos de acuerdo, empezamos a preparar la exposición que hoy presentamos ante ustedes, con el objetivo de que puedan disfrutar de una visión aún más amplia y diferente de su obra; a la vez de poder conocer mejor al artista y ser humano homenajeado.
Sirva la ocasión para expresar nuestra gratitud al historiador Roberto Cassá, Director del Archivo General de la Nación; y a todo el personal de esa institución , quienes nos ayudaron a rescatar las caricaturas que Oviedo realizó para la revista Ahora justo después del ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo. Gracias a esta colaboración, el público disfrutará por primera vez de tales viñetas en una exposición y podrá ahondar en otra de las facetas artísticas del Maestro.
Igualmente, reiteramos nuestro sincero agradecimiento al CCESD, a su Director, y a sus colaboradores; así como a todas las personas que de alguna manera han apoyado la realización de esta muestra retrospectiva.
Quedan ustedes invitados a sumergirse en parte del universo Oviedo.
“Con estos hilos YO manejo como títeres mis obras, estas no se terminan ni se quedan en el lienzo”
RAMÓN OVIEDO
El Centro Cultural de España en Santo Domingo, R.D.
Antonio Ocaña / Kelvin Naar / Ferrero 2024
Oviedo desde siempre ha sido una figura de suma importancia para la plástica dominicana, su legado ha inmortalizado su trabajo como un gran maestro. A partir de ese punto surge la motivación de realizar esta exposición basado en otro enfoque. Yo, Ramón Oviedo se muestra como un diálogo abierto con su vida, donde el artista se presenta ante los espectadores.
El anhelo de conocerlo como el alma inquieta que era se ve cumplida a medida que exploramos su evolución artística, logrando que el concepto del tiempo se desvanezca. Es esencial permitir que las experiencias y vivencias del artista se manifiesten a través de sus dibujos y pinturas, así como comprender la constante evolución en las técnicas, las diversas etapas y la paleta de colores utilizada. Todo esto es crucial para acercar su obra a las nuevas generaciones.
Revelar quizás de manera osada ciertos aspectos de su interior, es la intención detrás de mostrar lo que ha sido percibido al sumergirse en sus obras, especialmente en los autorretratos.
Esta acción ha posibilitado descubrir al artista persistente, fiel a sí mismo, quien valora el arduo esfuerzo del hombre ante el trabajo sin condiciones. Mostrando una persona cargada de deseo por el oficio del arte y los placeres de la vida, sin mostrar temor al exhibirlos abiertamente. El eterno curioso en el quehacer creativo, una figura que ha dejado una huella determinante en el ámbito artístico, sin dejar de ser un individuo vulnerable en su trayectoria de grandes logros. En fin, dejarnos ver el ser humano que ha sido. Ramón es su nombre, fue amigo, padre e individuo. Oviedo es el legado, así como su apellido, el artista y el MAESTRO.
Este diálogo con el artista permite de manera interior y exterior cuestionar al espectador ante situaciones del pasado, el presente y el futuro que solo demuestran las inquietudes de la existencia de la vida misma y nuestra presencia en ella.
Es a través de un lenguaje propio expresado mediante las figuras que coexisten en su obra que Oviedo nos presenta escenas del inicio de la vida. En este contexto, pone de manifiesto el desarrollo de un espíritu comprometido, elevando la labor, la lucha y la rebeldía frente a los observadores. Su obra se convierte en un testimonio visual que destaca la evolución y los desafíos del espíritu humano, al tiempo que exalta los valores de esfuerzo, resistencia y audacia ante quienes la contemplan.
Con la destreza del dibujo marca, garabatea y nos envuelve en mitos y leyendas de nuestra insularidad. Son los bocetos de sus murales testimonios visuales que trascienden fronteras, transmitiendo mensajes impactantes y contribuyendo a la riqueza cultural tanto a nivel nacional como internacional. Nos fija el encuentro con obras como Caribe que deja preguntas sobre si:
¿Somos una especie con hambre o presos del dolor? Situaciones que se mantienen latentes y son cuestionables hasta el día de hoy.
El, Ramón, lo registra en una figura iracunda junto a un intenso rojo en el fondo del lienzo simulando la sangre que se derrama con la violencia constante y evidente en la historia de nuestro Caribe. Una de tantas posibilidades en la construcción de nuestra reflexión a esta obra.
Va hilvanando en pensamientos, profundidades de lo espacial y abstracto de las formas sin dejar de controlarlas, moviendo estos hilos a su antojo buscando conquistar la mente. Nos lleva a seducir nuestro interior a lo íntimo y erótico de nuestras pasiones sin importar nuestras identidades. Deja a la vista nuestros seres monstruosos, la ínfula de lo humano y hasta nos invita a observar la muerte.
Llegar a ser el maestro a mi entender es eso. El paso a paso del alcance de lo que se va forjando hasta llegar a cuestionar y entender lo mortal que somos aun con el éxito. La humildad a pesar de la elevación y plenitud del ser.
La visión o enfoque de la muestra invita a una conversación con el artista, el cual que surge como un curioso y constante aprendiz que pasa a convertirse en el hombre apasionado y fiel a sus motivaciones e identidad, logrando ser el creador de grandes obras que forman parte del patrimonio artístico dominicano.
Celebramos cien años de vida que permanecerán por siempre en su legado en el arte de manera atemporal como registro del oficio y pasión de Ramón Oviedo.
