La Bienal de Venecia (“Biennale di Venezia”), es el encuentro intercontinental e internacional de arte más antiguo –desde 1895-, que reúne a más países, artistas y obras, celebrándose puntualmente cada dos años de mayo a noviembre. Es, también, el más observado, comentado y criticado.
La República Dominicana ha participado en varias ediciones de la Bienal de Venecia, y de manera ascendente, dentro de la representación latinoamericana –agrupando a las naciones del continente sin pabellón propio-, auspiciada por el Instituto Italo-latinoamericano de Arte. También, el país concurrió a la Bienal de Arquitectura.
Por primera vez, en 2019, en la edición 58 de la “Mostra” -o sea, la exposición internacional- el arte dominicano tiene la oportunidad de presentar, en su participación oficial, una expresión contemporánea a través de cinco artistas de nivel comprobado, y reconocidos individualmente, con un “pabellón dominicano” dentro del Palacio Abrizzi. Además, sus obras refieren a un tema caribeño y una causa de actualidad: naturaleza y biodiversidad en la República Dominicana, respondiendo así a interrogantes de la 58 Bienal, particulares, regionales, globales.
El Ministerio de Cultura de la República Dominicana coordina, auspicia y asume la representación nacional.
De los cinco participantes, dos viven en Santo Domingo –Hulda Guzmán, Miguel Ramírez-tres –Julio Valdez, Ezequiel Taveras, Darío Oleaga - residen en Nueva York, sin haber perdido el contacto con sus orígenes. Todos, los de aquí y los de allá, reflejan identidad en sus creaciones respectivas.
La 58 Bienal de Venecia
Esta edición se intitula sibilinamente “May You Live in Interesting Times” (“Que vivas en tiempos interesantes”), y aspira a que “el Arte pueda ser una especie de guía sobre cómo vivir y pensar en tiempos interesantes”.
Evidentemente, esta calificación de “tiempos interesantes” luce extraña, puesto que el extenso planteamiento y propuesta general del curador, Ralph Rugoff –ex director de una famosa galería pública londinense y renombrado crítico internacional-, se refiere a nuestra época de “una crisis a otra”.
Sin embargo, él argumenta que se debe reevaluar esta situación. Aunque el arte no puede impedir extremismos, abusos y tragedias, cumple funciones de cuestionamientos, de alternativas, de exploraciones. ¡Una temática abierta!
Ralph Rugoff atribuye mucha importancia a la relación de “los públicos” con las obras de arte, invitando la audiencia a “utilizar su experiencia” de la Bienal, para nuevas energías. Concluye diciendo: “Una exposición ha de abrir los ojos de su público a formas de estar en el mundo que antes no consideraba, cambiando así su visión de este mundo”.
¡Ojalá, pues, el arte ayude a enfrentar el pesimismo y confrontar una realidad plural y dramática en sus creaciones para la Bienal de Venecia! Los artistas dominicanos se expresan, a la vez enérgica y poéticamente, en dos o tres dimensiones.
Cinco artistas, cinco obras
Los artistas integran, en sus signos plásticos, sin vacilaciones, elementos biológicos, antropológicos, vegetales, zoomórficos. Conscientes y orgullosos de su pertenencia nacional y regional, ellos imitan, representan, reinventan la naturaleza, en atmósferas a menudo insólitas, entre realidad e imaginación. Hay intercomunicación con el universo y la vida, donde naturaleza y biodiversidad, con una interpretación personal, son protagonistas, como lo manda el tema que se eligió para la Bienal.
Con una paleta de sobria a esplendorosa, la exitosa pintora Hulda Guzmán alcanza dimensiones mágicas, una sensación de coherencia y monumentalidad en un territorio ecológico, todavía indemne. Reina en “Fiesta en la selva”, una atmósfera de emoción y misterio -¡la pirámide!-. El agua –mar, río-; la topografía –planicie, panorama-; la vegetación –troncos, palmas, exuberancia vegetal-; el cielo –sol y luna, según leamos, de día o de noche-; el revuelo de aves, confluyen, generando acordes cromáticos perfectos, hasta una intensidad embriagante que admite abstracciones líricas, ya amenazantes para este orden idílico.
Miguel Ramírez, investigador y experimentador incansable, escenógrafo y artista totalizante en dos y tres dimensiones, además solidario con los talentos emergentes, demuestra su dominio conjugado del espacio, de las formas, del color, de los materiales, del ensamblaje. En su obra “Herbario”, simbiosis de pintura, escultura e instalación, con dimensiones y proporciones muy estudiadas, la vegetación tropical lucha por la supervivencia, confronta al crecimiento urbano invasor, despliega su follaje ensortijado, ascendente, envolvente. ¿Detendrá el auge de las torres?
Desde Nueva York, Ezequiel Taveras, gestor cultural, museógrafo y artista plural, de una exigencia ejemplar, se ha ido especializando en cerámica, en la que desmitifica el concepto de pieza decorativa, queriendo que la veamos como una reflexión ante el presente y la contemporaneidad. En sus “Memorias de la tierra”, él propone, aprovechando el muro, una sucesión física y metafísica, de mosaicos, símbolos de tiempo y espacio telúricos. En el diseño y la geometría, intervienen gesto y texturas, con la vitalidad contrastante de elementos mates y brillantes- ¡un corazón!-.
Otro miembro de la diáspora dominicana, Julio Valdez, aúna la gestión cultural y la organización de eventos, las técnicas antiguas y contemporáneas en distintas categorías de la creación visual, y una permanente investigación que culmina en series. El gran lienzo azuleado de Julio Valdez nos sumerge en transparencias fascinantes de un ecosistema ideal, agua y mar movedizo, poética visual y mensaje de advertencia; sin embargo… En la cima de su carrera, el artista se luce con una obra impecable, la auto-exigencia de maestría, siendo una de sus virtudes.
El tercer “dominicano ausente” participante es el pintor Darío Oleaga, que también se preocupa por organizar exposiciones en su local de Manhattan, y ha sido comentado por la prensa norteamericana. Si prefiere los grandes formatos rectangulares, casi murales, últimamente él se ha interesado por pintar cuadros circulares, combinando abstracción y neo-figuración, trabajando enérgicamente las variaciones formales y el canto del color. El tema de la naturaleza le permite expresar a la vez inquietudes estéticas, sociales y ecológicas.
Lo importante es participar, con obras de nivel y fehacientes de la plástica dominicana actual. Creemos que nuestra representación ha cumplido un requisito cualitativo imprescindible.
Dominican artists at the 58th Venice Biennale.
The Venice Biennale (“Biennale di Venezia”), is the oldest intercontinental and international art meeting –from 1895-, which brings together more countries, artists and works, being held promptly every two years from May to November. It is also the most observed, commented and criticized.
The Dominican Republic has participated in several editions of the Venice Biennale, and ascendingly, within the Latin American representation - grouping the nations of the continent without its own flag -, sponsored by the Italo-Latin American Art Institute. Also, the country attended the Architecture Biennale.
For the first time, in 2019, in the 58th edition of the “Mostra” - that is, the international exhibition - Dominican art has the opportunity to present, in its official participation, a contemporary expression through five artists of proven level, and individually recognized, with a “Dominican pavilion” inside the Abrizzi Palace. In addition, his works refer to a Caribbean theme and a current cause: nature and biodiversity in the Dominican Republic, thus answering questions from the 58th Biennial, individuals, regional, global.
The Ministry of Culture of the Dominican Republic coordinates, sponsors and assumes national representation.
Of the five participants, two live in Santo Domingo - Hulda Guzmán, Miguel Ramírez-tres - Julio Valdez, Ezequiel Taveras, Darío Oleaga - reside in New York, without having lost contact with their origins. Everyone here and there reflects identity in their respective creations.
The 58th Venice Biennale This edition is entitled “May You Live in Interesting Times” (“May you live in interesting times”), and aspires that “Art can be a kind of guide on how to live and think in interesting times”.
Obviously, this qualification of “interesting times” looks strange, since the extensive approach and general proposal of the curator, Ralph Rugoff - former director of a famous London public gallery and renowned international critic -, refers to our era of “a crisis to other".
However, he argues that this situation should be reevaluated. Although art cannot prevent extremisms, abuses and tragedies, it serves as questions, alternatives, explorations. An open theme!
Ralph Rugoff attaches great importance to the relationship of “the public” with the works of art, inviting the audience to “use their experience” of the Biennial, for new energies. He concludes by saying: “An exhibition has to open the eyes of its audience to ways of being in the world that it did not consider before, thus changing its vision of this world.
Hopefully, then, art helps to face pessimism and confront a plural and dramatic reality in their creations for the Venice Biennale! Dominican artists express themselves, both vigorously and poetically, in two or three dimensions.
Five artists, five works The artists integrate, in their plastic signs, without hesitation, biological, anthropological, vegetable, zoomorphic elements. Aware and proud of their national and regional belonging, they imitate, represent, reinvent nature, in often unusual atmospheres, between reality and imagination. There is intercommunication with the universe and life, where nature and biodiversity, with a personal interpretation, are protagonists, as mandated by the theme chosen for the Biennial.
With a palette of sober and splendid, the successful painter Hulda Guzmán reaches magical dimensions, a sense of coherence and monumentality in an ecological territory, still unscathed. Queen in "Jungle Party", an atmosphere of emotion and mystery - the pyramid! -. The water –mar, river-; topography - plain, panorama-; the vegetation - groves, palms, plant exuberance -; the sky - sun and moon, as we read, day or night -; the stir of birds converge, generating perfect chromatic chords, to an intoxicating intensity that admits lyrical abstractions, already threatening to this idyllic order.
Miguel Ramírez, a tireless researcher and experimenter, set designer and totalizing artist in two and three dimensions, also in solidarity with emerging talents, demonstrates his combined domain of space, shapes, color, materials, assembly. In his work "Herbarium", a symbiosis of painting, sculpture and installation, with dimensions and proportions very studied, the tropical vegetation struggles for survival, confronts the invading urban growth, displays its curly, ascending, enveloping foliage. Will it stop the rise of the towers?
rom New York, Ezequiel Taveras, cultural manager, museographer and plural artist, of an exemplary demand, has been specializing in ceramics, in which he demystifies the concept of decorative piece, wanting us to see it as a reflection on the present and contemporary . In his "Memories of the Earth", he proposes, taking advantage of the wall, a physical and metaphysical succession of mosaics, symbols of telluric time and space. In design and geometry, gesture and textures intervene, with the contrasting vitality of matt and bright elements - a heart!
Another member of the Dominican diaspora, Julio Valdez, combines cultural management and event organization, ancient and contemporary techniques in different categories of visual creation, and ongoing research that culminates in series. Julio Valdez's large blue canvas immerses us in fascinating transparencies of an ideal ecosystem, water and shifting sea, visual poetics and warning message; However ... At the top of his career, the artist shows off with an impeccable work, the self-demand of mastery, being one of his virtues.
The third “Dominican absent” participant is the painter Darío Oleaga, who also cares about organizing exhibitions at his Manhattan location, and has been commented on by the American press. If he prefers the large rectangular, almost mural formats, lately he has been interested in painting circular frames, combining abstraction and neo-figuration, working vigorously on formal variations and the singing of color. The theme of nature allows you to express aesthetic, social and ecological concerns.
The important thing is to participate, with level and reliable works of the current Dominican plastic. We believe that our representation has met an essential qualitative requirement.