Por: Alexis Mendoza
Artista, crÌtico y curador independiente / Nueva York.
Iliana Emilia García / The Sage and the Dreamer / 2018 / Installation.
Bajo las principales tendencias que el arte dominicano ha adoptado en las ultimas cuatro décadas: presencia de un arte conceptual sólido, minimalismo, el desarrollo de un arte realista muy marcado por la documentación, y por su parte la influencia del aspectos históricos. Se han tejido ínter-relaciones que marcan una diversidad de posibilidades creativas. Estas, junto al carácter del artista como productor y reproductor del acervo cultural, determinan la orientación de un proceso artístico, que con gran tino ha sabido conjugar los aportes del lenguaje internacional del arte, junto a la riqueza y diversidad de ese acervo cultural de la vida social contemporánea y de la habilidad para que lo tradicional sea presente. Es importante para que la evaluación de su situación en el presente no se sostenga en impresiones, estados de ánimo o afirmaciones extremas que le anuncian una continuidad favorable o un estado de crisis. Considero que es evidente que la persistencia de un ambiente cultural que le confería al arte dominicano actual seguridad en sí mismo y confianza en el apoyo de la comunidad artística ante los actos de desobediencia, así como los enormes estragos que han producido las emigraciones y del papel activo desempeñado por la reflexión y la crítica.
Basándonos en los factores antes mencionados, Luis Stephenberg, director ejecutivo de la Trienal de Arte Latinoamericano en Nueva York y un servidor, realizamos una selección de artistas dominicanos que convocan al diálogo, se nutren de los acontecimientos en la actualidad, artistas que, en la búsqueda de sus constantes estilísticas y de sus puntos de vistas, comprenden que el análisis crítico y los órdenes históricos, pertenecen al papel del artista relacionado a un productor de significado cultural. En esta edición 2019, bajo el tema Transición Progresiva, se realizaron once (11) muestras simultáneas, con la participación de más de ciento cincuenta (150+) artistas, los cuales representaron una amplia gama de expresiones y categorías dentro de las artes visuales incluyendo video, instalación, performance/arte acción, pintura, fotografía, escultura, grabado y dibujo. También, dentro del marco de la Trienal, se realizaron paneles de discusión, charlas, proyecciones cinematográficas, conferencias y talleres de creación artística.
Bajo esta perspectiva, se destacan aquellos artistas que utilizan la metáfora, lo tradicional, conjuntamente con filosofías de carácter simbólico de identidad como dato de referencia para penetrar otros conflictos, así se nos presentan la obra de Diógenes Abreu, Francheska Alcántara, Iliana Emilia Garcia, Carmen Lizardo, Ezequiel Taveras, Inés Tolentino. En la obra de estos artistas, existe un propósito fundamental de sacar al descubierto lo que esconden sus paralelismos temporales y sus historias cruzadas. Combinando diferentes perspectivas y un juego semántico que activa la presencia de aquellos elementos físicos y de las subjetividades, teniendo en cuenta sus ontologías en el presente, cuando son a su vez una prolongación del pasado. De cierto modo, buscan el regreso a lo simplemente figurativo, una nueva comunicación con la realidad circundante. Los objetos cotidianos en la obra de Felix Berroa, Dionis Figueroa, Iris Viviana Pérez, Claribel Jolie Pichardo, Ismael Checo, Yelaine Rodríguez en este caso la obra se vuelve un elemento ritual de una nueva estética; y su planteamiento como obra nos hace ver facetas prácticamente ocultas de su significado visual. La estricta simplicidad de las composiciones adoptadas por estos artistas permiten gradualmente la sugestión de cada uno de esos objetos que de tanto ser vistos son como si ya no guardaran secreto: un bote, un trozo de papel, una simple vasija de uso cotidiano nos muestran la riqueza de su forma, su lugar en el espacio.
Sin establecer divisiones absolutas dentro de las producciones del grabado, los matices a los acercamientos al tema de la identidad como metáfora de la propia vida, permiten una diferenciación que enriquece las posibilidades del arte para cumplir con funciones extraestéticas, como sucede en el caso de la obra de Alex Fernández, René De los Santos, Pepe Coronado, Carlos Jesús Martínez Domínguez, Moses Ros, entre otros artistas exponentes en el Salón de Grabado, muestra extraordinaria dentro de la Trienal, donde exploramos múltiples técnicas de grabado. El propósito en gran parte de la labor creativa de estos artistas, quienes se caracterizan por la agudeza y profundidad de sus discurso visual, se fundamenta en esa misma tradición, que hostigan por descubrir las expresiones de los elementos de carácter social y geopolítico. En sus obras, la metáfora se construye sacando a la superficie los comportamientos que dejaron su huella en la conciencia colectiva, como rituales de la convivencia, de las costumbres, los hábitos y las creencias.
Quizá lo cierto es que en el arte actual dominicano, la fidelidad de la representación remite, no siempre enseguida, a esa distancia instalada entre la cosa y su imagen, entre el tiempo natural de "la realidad" y la extraña anacronía de los símbolos, pero las propuestas presentadas por los artistas dominicanos en sentido general conllevan a la reflexión y al análisis. La vida espacial de esos componentes de la cultura cotidiana Latinoamericana y Caribeña, han cobrado sentido, corporizando una subjetividad que asoma en cualquier espacio, bajo cualquier circunstancia; quizás, por eso, es tan significativo para los dominicanos su arte.
Dominican Art present at the Triennial of Latin American Art in New York | 2019
Under the main trends that Dominican art has adopted in the last four decades: presence of a solid conceptual art, minimalism, the development of a realistic art marked by documentation, and for its part the influence of historical aspects. Inter-relationships have been woven that mark a diversity of creative possibilities. These, together with the character of the artist as producer and reproducer of the cultural heritage, determine the orientation of an artistic process, which has wisely managed to combine the contributions of the international language of art, together with the richness and diversity of that cultural heritage of the contemporary social life and the ability to make the traditional present. It is important so that the evaluation of your situation in the present is not sustained by impressions, moods or extreme affirmations that announce a favorable continuity or a state of crisis. I consider that it is evident that the persistence of a cultural environment that gave Dominican art today self-confidence and confidence in the support of the artistic community in the face of acts of disobedience, as well as the enormous damage that migration and paper have produced active played by reflection and criticism.
Based on the aforementioned factors, Luis Stephenberg, executive director of the Triennial of Latin American Art in New York and a server, we made a selection of Dominican artists who call for dialogue, are nourished by current events, artists who, in the In search of their stylistic constants and their points of view, they understand that critical analysis and historical orders belong to the role of the artist related to a producer of cultural meaning. In this 2019 edition, under the theme Progressive Transition, eleven (11) simultaneous samples were held, with the participation of more than one hundred and fifty (150) artists, who represented a wide range of expressions and categories within the visual arts including video , installation, performance / art action, painting, photography, sculpture, engraving and drawing. Also, within the framework of the Triennial, discussion panels, talks, film screenings, conferences and artistic creation workshops were held.
Under this perspective, those artists who use the metaphor, the traditional, stand out, together with philosophies of a symbolic nature of identity as reference data to penetrate other conflicts, thus we are presented with the work of Diógenes Abreu, Francheska Alcántara, Iliana Emilia Garcia, Carmen Lizardo, Ezequiel Taveras, Inés Tolentino. In the work of these artists, there is a fundamental purpose of exposing what their temporal parallels and their crossed stories hide. Combining different perspectives and a semantic game that activates the presence of those physical elements and subjectivities, taking into account their ontologies in the present, when they are in turn a prolongation of the past. In a way, they seek a return to the merely figurative, a new communication with the surrounding reality. Everyday objects in the work of Felix Berroa, Dionis Figueroa, Iris Viviana Pérez, Claribel Jolie Pichardo, Ismael Checo, Yelaine Rodríguez, in this case the work becomes a ritual element of a new aesthetic; and its approach as a work makes us see practically hidden facets of its visual meaning. The strict simplicity of the compositions adopted by these artists gradually allow the suggestion of each one of those objects that, from being seen so much, are as if they no longer keep secrets: a boat, a piece of paper, a simple vessel of daily use show us the richness of its shape, its place in space.
Without establishing absolute divisions within the engraving productions, the nuances of the approaches to the theme of identity as a metaphor for life itself allow a differentiation that enriches the possibilities of art to fulfill extra-aesthetic functions, as in the case of work of Alex Fernández, René De los Santos, Pepe Coronado, Carlos Jesús Martínez Domínguez, Moses Ros, among other artists exhibiting in the Engraving Room, extraordinary exhibition within the Triennial, where we explore multiple engraving techniques. The purpose of much of the creative work of these artists, who are characterized by the sharpness and depth of their visual discourse, is based on that same tradition, which they harass to discover the expressions of the elements of a social and geopolitical nature. In his works, the metaphor is constructed by bringing to the surface the behaviors that left their mark on the collective conscience, such as rituals of coexistence, customs, habits and beliefs.
