La gran encuesta del fotógrafo surrealista en el Centro Pompidou viajará a la Tate Modern y al Centro Getty.
OCA|News / Centro Pompidou / Junio 29, 2022 / Dora Maar / Fuente externa /internacional
Por: Ben lucas / Arte Newspaper
La relación de la artista y fotógrafa surrealista Dora Maar con Pablo Picasso afectó enormemente su creciente reputación. Los especialistas en surrealismo saben muy bien que Maar era un fotógrafo inspirado e innovador antes de conocerlo, además de un documentalista, como se ve más tarde en una serie de imágenes de la obra maestra Guernica (1937) del artista español. Pero para un público más amplio, Maar ha sido definida por las representaciones de Picasso de ella, particularmente como la Mujer que llora (1937).
Una gran encuesta que se abre en el Centro Pompidou de París esta semana, y luego viajará a la Tate Modern de Londres y al Centro Getty de Los Ángeles, debería liberar a Maar de esa visión. Nacida como Henriette Theodora Markovitch en 1907, de madre francesa y padre croata, creció en Argentina pero comenzó a estudiar fotografía a fines de la década de 1920 después de que la familia se mudara a París. A principios de la década de 1930, estaba haciendo fotografía comercial en estudio, a menudo en colaboración con el escenógrafo Pierre Kéfer.
Rápidamente se expandió al fotomontaje y la fotografía callejera, con imágenes como 29, rue d'Astorg (1936) que reflejan su habilidad para el espacio misterioso y la extrañeza erótica amada por los intelectuales surrealistas y parisinos. También compartió con ellos la política de izquierda: muchos le atribuyen haber politizado a Picasso. Después de conocerlo en 1936, se dedicó a la pintura, y aunque se ha escrito que Picasso la obligó a dejar la cámara porque no podía soportar que fuera mejor en algo que él, los dos colaboraron en unos negativos en placa de vidrio que aparecerán en la exposición.
La separación de Maar de Picasso afectó su salud mental y sus últimos años los pasó mayormente aislada; no exhibió su trabajo e incluso rechazó las solicitudes de reproducción de sus fotografías. Solo después de su muerte en 1997, su reputación comenzó a restaurarse. Pero esta es la muestra más sustancial de su trabajo hasta la fecha, dándole la prominencia que podría haber alcanzado antes si no hubiera sido por ese fatídico encuentro con Picasso.
La encuesta cuenta con el apoyo del Fondo Chanel para Mujeres en las Artes y la Cultura.
• Dora Maar, Centro Pompidou, París, 5 de junio-29 de julio; Tate Modern, Londres, del 20 de noviembre al 15 de marzo de 2020; Getty Center, Los Ángeles, 21 de abril-26 de julio de 2020
At last, Dora Maar emerges from her lover Picasso’s shadow
Major survey of the Surrealist photographer at Centre Pompidou will travel to Tate Modern and the Getty Center
The Surrealist artist and photographer Dora Maar’s relationship with Pablo Picasso hugely affected her burgeoning reputation. Specialists in Surrealism are well aware that Maar was an inspired and innovative photographer before she met him, as well as a documenter, as later seen in a series of images of the Spanish artist’s masterpiece Guernica (1937). But for a wider public Maar has been defined by Picasso’s depictions of her, particularly as the Weeping Woman (1937).
A major survey that opens at the Centre Pompidou in Paris this week, later touring to Tate Modern in London and the Getty Center in Los Angeles, should liberate Maar from that vision. Born Henriette Theodora Markovitch in 1907, to a French mother and Croatian father, she grew up in Argentina but began studying photography in the late 1920s after the family moved to Paris. By the early 1930s she was making studio-based commercial photography, often in collaboration with the set designer Pierre Kéfer.
She quickly expanded into photomontage and street photography, with images like 29, rue d’Astorg (1936) reflecting her knack for the uncanny space and erotic strangeness beloved of the Surrealists and Parisian intellectuals. She also shared leftist politics with them: many credit her with politicising Picasso. After meeting him in 1936 she moved towards painting, and although it has been written that Picasso forced her to put down the camera because he could not bear her being better at something than him, the two did collaborate on glass plate negatives that will feature in the exhibition.
Maar’s separation from Picasso affected her mental health and her later years were spent largely in isolation; she did not exhibit her work, and even declined requests for her photographs to be reproduced. Only since her death in 1997 has her reputation begun to be restored. But this is the most substantial showing of her work to date, giving her the prominence that she might have attained sooner had it not been for that fateful meeting with Picasso.
The survey is supported by the Chanel Fund for Women in the Arts and Culture.
• Dora Maar, Centre Pompidou, Paris, 5 June-29 July; Tate Modern, London, 20 November-15 March 2020; Getty Center, Los Angeles, 21 April-26 July 2020
