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El falsificador de arte que engañó a los nazis película se estrena en US "The Last Vermeer"

Película que cuenta la historia de Han van Meegeren, autor de un falso Vermeer que acabó en manos del mariscal Göring


ABCMADRID / Noviembre 24, 2020 / Fuente externa



«The Last Vermeer» (El útimo Vermeer) cuenta la historia real de «Cristo y la mujer adúltera», una obra falsa del maestro holandés, pintada en 1942 por el célebre falsificador de arte Han van Meegeren. Guy Pearce se mete en la piel del famoso comerciante de arte y hedonista en esta película, que se estrena en Estados Unidos el próximo día 20. Para rodar el filme se necesitaron 50 falsificaciones falsas, más de las obras que pintó en toda su vida Johannes Vermeer.

Las fuerzas aliadas encontraron el falso Vermeer de Göring en el que se centra la película en una mina de sal de Austria.


La obra fue vendida en 1942 al banquero y comerciante de arte nazi Alois Miedl y éste lo vendió después al mariscal Hermann Göring por 1,65 millones de florines (unos 7 millones de dólares actuales). En ese momento se creía que solo existían 34 obras auténticas del pintor, pero Göring no sabía que en realidad la obra fue pintada por el propio Van Meegeren. Las fuerzas aliadas encontraron el falso Vermeer de Göring en una mina de sal de Austria después de la guerra y rastrearon su procedencia hasta Van Meegeren en Ámsterdam. Van Meegeren fue arrestado el 29 de mayo de 1945 como colaborador de los nazis, porque pensaron que les había vendido una obra que era patrimonio holandés. El falsificador tuvo entonces dos opciones: rendirse a una sentencia de muerte como colaborador nazi que vendió una obra maestra holandesa al segundo de Hitler, o confesar, y convertirse en una especie de héroe nacional en el proceso. Van Meegeren eligió lo último, admitiendo que engañó al nazi por una suma vergonzosamente exorbitante. El 12 de noviembre de 1947 fue condenado por falsificación y fraude y sentenciado a solo un año de prisión, el cual nunca cumplió porque antes de ser encarcelado sufrió un ataque cardíaco y murió el 30 de diciembre de 1947. Se estima que Van Meegeren estafó por valor de varios millones de dólares.


Henricus Antonius van Meegeren (Deventer, Overijssel, 1889-Ámsterdam, 1947), más conocido como Han van Meegeren, fue un pintor y retratista holandés, considerado uno de los más ingeniosos falsificadores de arte del siglo XX. Cuando los críticos de arte despreciaron su trabajo, Van Meegeren decidió demostrar su talento falsificando pinturas de algunos de los más famosos artistas holandeses: Frans Hals, Pieter de Hooch, Gerard ter Borch y, especialmente, Johannes Vermeer. Expertos y críticos de arte creyeron que sus pinturas eran auténticas. Su falsificación más exitosa fue «La cena de Emaús», creada en 1937, a la manera de Vermeer. Se basó en «La cena de Emaús» de Caravaggio, de la Pinacoteca de Brera. La obra fue adquirida por la Rembrandt Society por 520.000 florines (unos 4 millones de dólares actuales), con la ayuda del magnate naviero Willem van der Vorm, y donado al Museo Boymans de Róterdam.


«No todo es blanco o negro», dijo a Artnet News Dan Friedkin, director de «The Last Vermeer». James Gemmill (cuyos proyectos anteriores incluyen «El código Da Vinci») pintó las obras de Van Meegeren a partir de fotografías y luego recubrió las obras de arte con una pintura blanca a base de tiza para que parecieran lienzos en blanco. En la película, cuando Pearce parece estar pintando, en realidad está aplicando un medio aceitoso sobre la capa de tiza para exponer la pintura subyacente. «Pudimos filmar las pinceladas y ver, efectivamente, la impresión de que se está pintando un cuadro».

Han van Meegeren, durante el juicio en 1947.


Se obtuvo información a partir de documentos judiciales de mediados de siglo, que registran que se le pidió a Van Meegeren que falsificara un Vermeer durante el juicio. La película recrea este episodio, en el que el falsificador pintó un falso Vermeer a partir de un boceto preliminar. James Gemmill y Arthur Max («Gladiator» y «American Gangster») modificaron las obras fraudulentas del falsificador. Gemmill insistió en que algunas eran tan malas que el público no se dejaría engañar tan fácilmente como Göring. Algunas manos y rostros se mejoraron con precisión anatómica e incluso se incluyeron en las obras a parte del elenco de la película. Esta inserción de personajes contemporáneos en pinturas barrocas es un guiño a Van Meegeren, quien utilizó a su amante como modelo en una falsificación que se asemeja a la famosa «Joven de la perla», de Vermeer.


«La cena de Emaús», pintado por Van Meegeren

Van Meegeren también sintió que la calidad era lo más importante. «Ayer esta pintura valía millones de florines y expertos y amantes del arte venían de todo el mundo y pagaban dinero por verla», dijo en su famoso juicio en 1947. «Hoy no vale nada y nadie cruzaría la calle para verla gratis». Actualmente hay al menos dos versiones del «Cristo y la mujer adúltera» de Van Meegeren. Uno se encuentra en la Casa de Historia Europea en Bruselas, como parte de una exposición sobre la historia de la falsificación. El otro está en la oficina de Friedkin.



Elmyr de Hory, la gran mentira del arte

Nacido en Budapest en 1906, Elmyr de Hory, uno de los mayores falsificadores de arte de la Historia, parece un personaje salido de la mente más retorcida y brillante de Hollywood. Su vida y su trabajo son dignos de un guión que bien merecería un Oscar. Nadie sabe cuánto hay de verdad en su biografía, lo mismo que nadie sabe en realidad cuántos cuadros suyos hay colgados en los grandes museos del mundo, siendo adorados, cual becerros de oro, como auténticas obras maestras de Picasso, Monet, Renoir, Modigliani, Matisse... Se cree que llegó a pintar más de mil. Sudores fríos le entran a los directores de las más prestigiosas pinacotecas al oír su nombre. Que, por cierto, eran muchos. Hasta 60 alias llegó a utilizar para que no le siguieran la pista: Cassou, Raynal, Nassau, Herzog o Boutin son algunos de ellos. La suya fue una vida de engaños, fraudes, plagios, estafas. Vida contada por su amigo Clifford Irving, otro célebre estafador, autor de una falsa biografía de Howard Hughes que le llevó a prisión.

Se hacía pasar por hijo de unos ricos aristócratas judíos, que murieron en un campo de concentración en la II Guerra Mundial. Su última pareja y heredero, Mark Forgy, se encargó de desmentirlo: su padre era un comerciante de clase media y la familia sobrevivió a la guerra. Cuenta Irving en su biografía que la Gestapo le sometió a un duro interrogatorio en el que le rompieron una pierna y se escapó a París, que fue perseguido por el FBI... ¿Verdadero o falso? Quién sabe... Lo que sí parece cierto es que su meteórica carrera (licenciado «cum laude» en Falsificación de Obras de Arte) arrancó aquel día de 1946 cuando su amiga millonaria Malcom Campbell vio un dibujo suyo en su estudio. «¿Es un Picasso, verdad? ¿Lo venderías?» Dijo sí a todo. En ese instante se dio cuenta de lo fácil que sería ganar dinero pintando «a la manera de», que es una forma elegante de referirse al plagio y la falsificación.


«Yo pinto con el estilo de otros pintores, pero nunca copio de ellos -decía-. Yo no copio, sino que interpreto a otros pintores. Y eso no es nada nuevo en la historia de la pintura. Esa interpretación es captar el alma del artista, el espíritu de su arte. La falsificación pretende ser la pura reproducción técnica de una obra, la interpretación va mucho más lejos. Tengo el talento, quizá un poco diabólico, de poder entrar en el alma de los pintores». Se codeaba con Lana Turner, Zsa Zsa Gabor, Ursula Andress... Quienes le conocían le retratan como un histrión culto, elegante, buen anfitrión, fascinante... Se hizo de oro vendiéndoles falsas obras de Matisse, Degas, Renoir, Picasso o Braque a los nuevos ricos de Texas que hicieron fortuna con el petróleo. Prestigiosos museos cayeron en su trampa: el Fogg Art Museum de Harvard adquirió un Matisse que no lo era. Y el gran coleccionista Algur Hurtle Meadows llegó a atesorar 41 obras falsas en su colección. Pero el gran negocio llegó cuando se asoció con dos grandes estafadores: Fernand Legros y Réal Lessard.


Sus últimos 16 años los pasó en Ibiza. Fue investigado y sometido al Tribunal de Vagos y Maleantes. Pisó la cárcel no por falsificador sino por homosexual, convivir con delincuentes y por carecer de medios demostrables de subsistencia. Reclamado por la Justicia francesa, Elmyr de Hory temía que, si era extraditado, le matarían Legros y Lessard. Se suicidó en 1976. Aunque explica la comisaria de la muestra que no fue tal, sino un error de cálculo fatal con los barbitúricos. Hasta la forma en que murió genera dudas de certeza. Para rizar el rizo, se hallaron en el mercado obras que figuraban como realizadas por De Hory que no eran suyas. El falsificador falsificado. «Si se colgaran mis cuadros en un museo el tiempo suficiente, se volverían auténticos», comentó. Qué gran verdad. Quizás, una de las pocas verdades de su falsa vida.


 

The art forger who deceived the Nazis On the 20th, "The Last Vermeer" opens in the US.


Film that tells the story of Han van Meegeren, author of a fake Vermeer that ended up in the hands of Marshal Göring


ABCMADRID / November 24, 2020 / External source


https://www.abc.es/cultura/arte/abci-falsificador-arte-engano-nazis-202011111906_noticia.html


"The Last Vermeer" tells the true story of "Christ and the adulterous woman", a fake work by the Dutch master, painted in 1942 by the famous art forger Han van Meegeren. Guy Pearce takes on the role of the famous art dealer and hedonist in this film, which opens in the United States on the 20th. To make the film, 50 false forgeries were needed, more than the works that Johannes painted in his entire life. Vermeer.

Allied forces found Göring's fake Vermeer in which the film centers in an Austrian salt mine.


The work was sold in 1942 to the Nazi banker and art dealer Alois Miedl, who later sold it to Marshal Hermann Göring for 1.65 million florins (about $ 7 million today). At the time it was believed that only 34 authentic works by the painter existed, but Göring did not know that the work was actually painted by Van Meegeren himself. Allied forces found Göring's fake Vermeer in an Austrian salt mine after the war and traced its provenance to Van Meegeren in Amsterdam. Van Meegeren was arrested on May 29, 1945 as a collaborator of the Nazis, because they thought he had sold them a work that was Dutch heritage. The forger then had two options: surrender to a death sentence as a Nazi collaborator who sold a Dutch masterpiece to Hitler's second, or confess, and become something of a national hero in the process. Van Meegeren chose the latter, admitting that he cheated on the Nazi for a shamefully exorbitant sum. On November 12, 1947 he was convicted of forgery and fraud and sentenced to only one year in prison, which he never served because before being incarcerated he suffered a heart attack and died on December 30, 1947. It is estimated that Van Meegeren swindled by worth several million dollars.


Henricus Antonius van Meegeren (Deventer, Overijssel, 1889-Amsterdam, 1947), better known as Han van Meegeren, was a Dutch painter and portraitist, considered one of the most ingenious art forgers of the 20th century. When art critics despised his work, Van Meegeren decided to demonstrate his talent by forging paintings by some of the most famous Dutch artists: Frans Hals, Pieter de Hooch, Gerard ter Borch, and especially Johannes Vermeer. Experts and art critics believed that his paintings were authentic. His most successful forgery was "The Supper at Emmaus," created in 1937, in the manner of Vermeer. It was based on "The Supper at Emmaus" by Caravaggio, from the Pinacoteca de Brera. The work was acquired by the Rembrandt Society for 520,000 florins (about $ 4 million today), with the help of shipping magnate Willem van der Vorm, and donated to the Boymans Museum in Rotterdam.


"Not everything is black and white," Dan Friedkin, director of "The Last Vermeer," told Artnet News. James Gemmill (whose previous projects include "The Da Vinci Code") painted Van Meegeren's works from photographs and then coated the artworks with a white chalk-based paint to make them look like blank canvases. In the movie, when Pearce appears to be painting, he is actually applying an oily medium over the layer of chalk to expose the underlying paint. "We were able to film the brush strokes and actually see the impression that a picture is being painted."

Han van Meegeren, during the trial in 1947.


Information was obtained from mid-century court documents, which record that Van Meegeren was asked to forge a Vermeer during the trial. The film recreates this episode, in which the forger painted a fake Vermeer from a preliminary sketch. James Gemmill and Arthur Max ("Gladiator" and "American Gangster") modified the forger's fraudulent works. Gemmill insisted that some were so bad that audiences would not be as easily fooled as Göring. Some hands and faces were enhanced with anatomical precision and were even included in the works other than the cast of the film. This insertion of contemporary characters in Baroque paintings is a nod to Van Meegeren, who used his lover as a model in a forgery that resembles Vermeer's famous "Young Woman with a Pearl".


"The Supper at Emmaus", painted by Van Meegeren

Van Meegeren also felt that quality was the most important. "Yesterday this painting was worth millions of guilders and experts and art lovers came from all over the world and paid money to see it," he said at his famous trial in 1947. "Today it is worth nothing and no one would cross the street to see it for free." Currently there are at least two versions of "Christ and the woman ad

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