Mildor Chevalier es un artista anclado en Las Américas. El conjunto de su obra pictórica manifiesta pertenencia a las nuevas generaciones internacionales de artistas expresionistas con un discurso gráfico que evoca la situación humana desde nuestra insularidad.
https://hoy.com.do/mildor-chevalier-expresionista-lirico/
Por: Delia Blanco / Hoy / OCA|News / Diciembre 13, 2020
Chevalier se identifica con una nueva generación intelectual de artistas que se integran al mundo global, sin abandonar su identidad de creador visual y plástico caribeño, que ofrece al mundo toda la signografía del origen, envuelta en la transparencia de sus nuevos mundos urbanos sellados en las fundaciones arquitectónicas contemporáneas de la ciudad de New York, presentes en la composición de líneas y trazos, marcando movimientos en las aguas y vientos que convocan con eficiencia y fuga la brocha y pincel, sugiriendo un movimiento de búsqueda de vida inacabada que todo transeúnte.
Mirar, observar, analizar el discurso visual de Mildor Chevalier, nos ha llevado al recuerdo de Dos Passos, en su novela Manhattan transfert, por la incorporación del movimiento humano en búsqueda de un asentamiento existencial.
La composición es nítida, dominada por un gran sentido del equilibrio de la imagen evocadora de espacios que pueden convocar filas de hombres y mujeres ambulantes en los subterráneos del metro,en los pasillos de una estación,en las calles y avenidas, con un desplazamiento de exploración de vida .
Formado en estudios superiores en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Escuela de Diseño de Chavón, su pintura pertenece al expresionista postmoderno que adjetivamos de lírico porque en cada una de sus obras se desprende una alegoría al ser humano envuelto en la existencia urbana, con un destino de desplazado, en camino de encuentros con nuevas situaciones y problemáticas.
Todo su verbo gráfico, evoluciona con la dinámica del contexto situacional del individuo en una soledad flotante entre la multitud.
En obras anteriores para Chevalier el armazón de fondo siempre se manifestó en la errancia, el nomadismo, de los seres humanos, caminando por los senderos del destino e integrando artefactos de sobrevivencia, como los caddies viejos de los supermerados, que sirven de bandejas de comercio, o casa abierta de los homeless.
Caddies que podemos observar en todas las grandes urbes, empujados por seres que se aferran a la vida, improvisando su comercio informal, nutrido de sueños que poco a poco se abrazan a la realidad.Objeto de crudo realismo,en la obra visual este artefacto contiene toda la poética lírica y dramática de un destino humano.
Radicado desde más de cinco años en New York, Mildor Chevalier vive entre la Gran Manzana, y su estudio de la zona colonial,manteniendo siempre un viaje de ida y vuelta, salida y retorno con la isla que asume como un lugar en el mundo que le dio toda la energía para devenir artista con todas la reglas del juego de la profesionalidad.
Crea, desde Santo Domingo y New York, con un sentimiento de pertenencia visual al mundo en el que construye la obra.
Decimos ´´construye´´porque en ella se mantiene toda la geometría de un escenario que muchas veces nos recuerda una ópera improvisada por muchedumbres de emigrantes que van y vienen por una ciudad intentando flotar, volar y soñar desde las maletas de su esperanza.
La pintura de Chevalier nos sumerge en el contexto ético de las amenazas dentro de la condición humana, de la posible tragedia inesperada, estamos muchas veces frente a lo absurdo que nos acecha , lo inesperado , lo imprevisible que puede estallar en cualquier momento, porque la vida es como una ópera de Samuel Bechett .
Chevalier vivió la pandemia de orilla a orilla y en sus días, obligatoriamente impuestos en la isla por los confinamientos, pudo sacar de las circunstancias una obra intensa de tipo situacional donde el artista no pierde el discurso realista frente a las exigencias de su factura .
´´Me and my phone´´confirma una distribución del espacio en tres etapas, primer plano, un interior a cielo abierto, como los destechados edificios en ruinas de la zona colonial, espacio limitado en la tela con una separación en gris transparente, que transmite la melancolía dentro de un cuarto donde sobrevive, gracias a su celular, un ser humano acostado en una cama y conectado con un teléfono salvavidas.
En segundo y tercer plano se impone el grafismo geométrico del pintor que nos sugiere un espacio urbano en abandono bajo un sol de intenso azul que identifica la obra de Chevalier durante toda su trayectoria.
Estamos frente a una imagen que provoca una conexión entre el artista y el ciudadano, pues para todos ese artefacto de la comunicación y de la conectividad en estos tiempos significa el cordón umbilical de la sobrevivencia con el poder de oír, escuchar , hablar , reir y llorar con alguien que no tenemos al lado pero que sí está presente con su voz .
EL perfil acostado del cuerpo humano estiliza con elegancia un contexto de una realidad , convertida en imagen de intensa poética compartida por toda la humanidad.
En ´´My private island´´, la pandemia se impone con la mascarilla inevitable, el trasfondo de cada figura humana alerta el caos de la ciudad , su descomposición,su pérdida de ubicación, como si fuera del cuarto,todo hubiese caído con la imposición de una nueva reconstrucción…
Con el conjunto de estas obras que Mildor Chevalier ha producido en estos tiempos difíciles de aislamiento , recibimos un mensaje de pertenencia al mundo con una gran fuerza por lo que se vive sin palabras, lo que se vive con el imaginario, para compartir la realidad , por ello también la simbólica lírica de estas pinturas que nos enlazan con el mundo meditativo del artista, compartiendo la interiroridad arquitectónica del hábitat, pero también la interioridad del pensamiento en todo el proceso de aislamiento, y para nosotros que vivimos en la isla y que pertenecemos a la isla desde el mundo, intelectualmente, físicamente, verbalmente nunca la palabra ´´a-isla- miento´´ pudo alcanzar tanta resonancia y significado mental y carnal.
´´My private island´´es el manifiesto visual de todo un estado de ánimo sicológico que llevamos dentro de nosotros mismos como una fuerza guardada para resistir. El mensaje nos viene de un artista conectado con el mundo desde la isla con el recurso técnico humanizado de un teléfono que nos ayuda a recibir las palabras de vida. Intensa poética en una obra visual, que nos acompaña con toda la fuerza conectada con la vida.
La composición es nítida, dominada por un gran sentido del equilibrio de la imagen evocadora de espacios que pueden convocar filas de hombres y mujeres ambulantes en los subterráneos del metro, en los pasillos de una estación…”
El arte salva y une.
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Por: Delia Blanco / Hoy / OCA|News / Diciembre 13, 2020
"Mildor Chevalier, lyrical expressionist"
Mildor Chevalier is an artist anchored in the Americas. The set of his pictorial work shows belonging to the new international generations of expressionist artists with a graphic discourse that evokes the human situation from our insularity.
Mildor Chevalier is an artist anchored in the Americas. The set of his pictorial work shows belonging to the new international generations of expressionist artists with a graphic discourse that evokes the human situation from our insularity.
Chevalier identifies with a new intellectual generation of artists who are integrated into the global world, without abandoning his identity as a Caribbean visual and plastic creator, who offers the world all the original symbols, wrapped in the transparency of his new urban worlds sealed in the contemporary architectural foundations of the city of New York, present in the composition of lines and strokes, marking movements in the waters and winds that efficiently summon and escape the brush and brush, suggesting a movement in search of unfinished life that all passersby.
Looking, observing, analyzing the visual discourse of Mildor Chevalier, has led us to the memory of Dos Passos, in his novel Manhattan transfert, for the incorporation of the human movement in search of an existential settlement.
The composition is sharp, dominated by a great sense of balance of the evocative image of spaces that can summon rows of itinerant men and women in the subways of the subway, in the corridors of a station, in the streets and avenues, with a displacement of exploration of life.
Trained in higher studies at the National School of Fine Arts and the Chavón School of Design, his painting belongs to the postmodern expressionist that we call lyrical because in each of his works an allegory of the human being involved in urban existence emerges, with a destination of displaced people, on the way to encounters with new situations and problems.
All its graphic verb, evolves with the dynamics of the situational context of the individual in a floating solitude among the crowd.
In previous works for Chevalier the background framework always manifested itself in the wandering, nomadism, of human beings, walking the paths of destiny and integrating survival artifacts, such as the old caddies of the supermarkets, which serve as trays of commerce. , or open house for the homeless.
Caddies that we can observe in all large cities, pushed by beings that cling to life, improvising their informal trade, nurtured by dreams that little by little embrace reality.Object of crude realism, in the visual work this artifact contains all the lyrical and dramatic poetics of a human destiny.
Based for more than five years in New York, Mildor Chevalier lives between the Big Apple, and his studio in the colonial zone, always maintaining a round trip, departure and return with the island that he assumes as a place in the world that It gave him all the energy to become an artist with all the rules of the game of professionalism.
He creates, from Santo Domingo and New York, with a feeling of visual belonging to the world in which he builds the work.
We say "build" because in it all the geometry of a stage is maintained that often reminds us of an improvised opera by crowds of emigrants who come and go through a city trying to float, fly and dream from the suitcases of their hope.
Chevalier's painting immerses us in the ethical context of the threats within the human condition, of the possible unexpected tragedy, we are often faced with the absurdity that haunts us, the unforeseen, the unpredictable that can explode at any moment, because the Life is like an opera by Samuel Bechett.
Chevalier lived through the pandemic from shore to shore and in his days, obligatorily imposed on the island by confinements, he was able to extract from the circumstances an intense work of a situational type where the artist does not lose his realistic discourse in the face of the demands of his bill.
´´Me and my phone´´ confirms a distribution of space in three stages, close-up, an open-air interior, like the roofless ruined buildings of the colonial zone, limited space on the canvas with a transparent gray separation, which transmits melancholy inside a room where a human being lying on a bed and connected to a life-saving phone survives, thanks to his cell phone.
In the second and third planes, the geometric graphics of the painter is imposed, suggesting an abandoned urban space under an intense blue sun that identifies Chevalier's work throughout his career.
We are facing an image that causes a connection between the artist and the citizen, because for everyone that artifact of communication and connectivity in these times means the umbilical cord of survival with the power to hear, listen, speak, laugh and cry with someone who is not close to us but who is present with his voice.
The lying profile of the human body elegantly stylizes a context of reality, converted into an image of intense poetics shared by the entire humanity.
In ´´My private island´´, the pandemic prevails with the inevitable mask, the background of each human figure alerts the chaos of the city, its decomposition, its loss of location, as if it were the room, everything had fallen with the imposition of a new reconstruction ...
With the set of these works that Mildor Chevalier has produced in these difficult times of isolation, we receive a message of belonging to the world with great force for what is lived without words, what is lived with the imaginary, to share reality, For this reason also the lyrical symbolism of these paintings that link us with the artist's meditative world, sharing the architectural interiority of the habitat, but also the interiority of thought throughout the isolation process, and for us who live on the island and who belong to the island from the world, intellectually, physically, verbally the word ´´a-island- miento´´ could never reach such resonance and mental and carnal meaning.
´´My private island´´ is the visual manifesto of a whole psychological state of mind that we carry within ourselves as a guarded force to resist. The message comes to us from an artist connected to the world from the island with the humanized technical resource of a telephone that helps us receive the words of life. Intense poetic in a visual work, which accompanies us with all the force connected with life.
The composition is clear, dominated by a great sense of balance in the evocative image of spaces that can summon rows of itinerant men and women in the subways of the subway, in the corridors of a station ... "
Art saves and unites.
https://hoy.com.do/mildor-chevalier-expresionista-lirico/
Por: Delia Blanco / Hoy / OCA|News / Diciembre 13, 2020
Mildor Chevalier, expressionniste lyrique"
Mildor Chevalier est une artiste ancrée dans les Amériques. L'ensemble de son œuvre picturale montre l'appartenance aux nouvelles générations internationales d'artistes expressionnistes avec un discours graphique qui évoque la situation humaine à partir de notre insularité.
Chevalier s'identifie à une nouvelle génération intellectuelle d'artistes intégrés dans le monde global, sans abandonner son identité de créateur visuel et plastique caribéen, qui offre au monde tous les symboles originaux, enveloppés dans la transparence de ses nouveaux univers urbains scellés dans le fondations architecturales contemporaines de la ville de New York, présentes dans la composition de lignes et de traits, marquant les mouvements dans les eaux et les vents qui invoquent et échappent efficacement au pinceau et au pinceau, suggérant un mouvement à la recherche d'une vie inachevée que tous les passants.
Regarder, observer, analyser le discours visuel de Mildor Chevalier, nous a conduit au souvenir de Dos Passos, dans son roman Manhattan transfert, pour l'incorporation du mouvement humain à la recherche d'un règlement existentiel.
La composition est nette, dominée par un grand sens de l'équilibre de l'image évocatrice des espaces qui peuvent convoquer des rangées d'hommes et de femmes itinérants dans les métros du métro, dans les couloirs d'une gare, dans les rues et avenues, avec un déplacement de exploration de la vie.
Formé aux études supérieures à l'École Nationale des Beaux-Arts et à l'École de Design Chavón, sa peinture appartient à l'expressionniste postmoderne que l'on qualifie de lyrique car dans chacune de ses œuvres se dégage une allégorie de l'être humain impliqué dans l'existence urbaine, avec une destination de personnes déplacées, en route pour faire face à de nouvelles situations et problèmes.
Tout son verbe graphique, évolue avec la dynamique du contexte situationnel de l'individu dans une solitude flottante parmi la foule.
Dans les œuvres précédentes pour Chevalier, le cadre de fond se manifestait toujours dans l'errance, le nomadisme, des êtres humains, marchant sur les chemins du destin et intégrant des artefacts de survie, tels que les anciens caddies des supermarchés, qui servent de plateaux de commerce. , ou journée portes ouvertes pour les sans-abri.
Des caddies que l'on peut observer dans toutes les grandes villes, poussés par des êtres qui s'accrochent à la vie, improvisant leur commerce informel, nourris par des rêves qui embrassent peu à peu la réalité.Objet d'un réalisme grossier, dans le travail visuel que contient cet artefact toute la poétique lyrique et dramatique d'une destinée humaine.
Installé depuis plus de cinq ans à New York, Mildor Chevalier vit entre la Grosse Pomme, et son studio dans la zone coloniale, entretenant toujours un aller-retour, un départ et un retour avec l'île qu'il assume comme un lieu dans le monde qui Cela lui a donné toute l'énergie pour devenir un artiste avec toutes les règles du jeu du professionnalisme.
Il crée, depuis Saint-Domingue et New York, avec un sentiment d'appartenance visuelle au monde dans lequel il construit l'œuvre.
Nous disons «construire» car on y maintient toute la géométrie d'une scène qui nous rappelle souvent un opéra improvisé par des foules d'émigrants qui vont et viennent dans une ville essayant de flotter, de voler et de rêver dans les valises de leur espoir.
La peinture de Chevalier nous plonge dans le contexte éthique des menaces au sein de la condition humaine, de l'éventuelle tragédie inattendue, nous sommes souvent confrontés à l'absurdité qui nous hante, l'imprévu, l'imprévisible qui peut exploser à tout moment, car le La vie est comme un opéra de Samuel Bechett.
Chevalier a vécu la pandémie d'un rivage à l'autre et de son temps, obligatoirement imposé à l'île par les confinements, il a su extraire des circonstances un travail intense de type situationnel où l'artiste ne perd pas son discours réaliste face aux exigences de sa facture.
«Moi et mon téléphone» confirme une distribution de l'espace en trois étapes, un gros plan, un intérieur en plein air, comme les bâtiments en ruine sans toit de la zone coloniale, un espace limité sur la toile avec une séparation grise transparente, qui transmet la mélancolie dans une pièce où survit un être humain allongé sur un lit et connecté à un téléphone qui lui sauve des vies, grâce à son téléphone portable.
Dans les deuxième et troisième plans, le graphisme géométrique du peintre s'impose, suggérant un espace urbain abandonné sous un soleil bleu intense qui identifie l'œuvre de Chevalier tout au long de sa carrière.
Nous sommes face à une image qui crée une connexion entre l'artiste et le citoyen, car pour tous, cet artefact de communication et de connectivité en ces temps signifie le cordon ombilical de la survie avec le pouvoir d'entendre, d'écouter, de parler, de rire et pleurer avec quelqu'un qui n'est pas proche de nous mais qui est présent avec sa voix.
Le profil couché du corps humain stylise avec élégance un contexte de réalité, converti en une image de poétique intense partagée par l'ensemble du humanité.
Dans «Mon île privée», la pandémie prévaut avec le masque inévitable, le fond de chaque figure humaine alerte le chaos de la ville, sa décomposition, sa perte de localisation, comme si c'était la pièce, tout était tombé avec le imposition d'une nouvelle reconstruction ...
Avec l'ensemble de ces œuvres que Mildor Chevalier a produit en ces temps difficiles d'isolement, nous recevons un message d'appartenance au monde avec une grande force pour ce qui se vit sans mots, ce qui se vit avec l'imaginaire, pour partager la réalité, Pour cette raison aussi la symbolique lyrique de ces peintures qui nous relient au monde méditatif de l'artiste, partageant l'intériorité architecturale de l'habitat, mais aussi l'intériorité de la pensée tout au long du processus d'isolement, et pour nous qui vivons sur l'île et qui appartenons à l'île du monde, intellectuellement, physiquement, verbalement, le mot «une-île-miento» ne pourrait jamais atteindre une telle résonance et une telle signification mentale et charnelle.
«Mon île privée» est le manifeste visuel de tout un état d'esprit psychologique que nous portons en nous-mêmes comme une force maintenue pour résister. Le message nous vient d'un artiste connecté au monde depuis l'île avec la ressource technique humanisée d'un téléphone qui nous aide à recevoir les paroles de la vie. Poétique intense dans une œuvre visuelle, qui nous accompagne de toute la force liée à la vie.
La composition est claire, dominée par un grand sens de l'équilibre dans l'image évocatrice des espaces qui peuvent convoquer des rangées d'hommes et de femmes itinérants dans les métros du métro, dans les couloirs d'une gare ... "
L'art sauve et unit.
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